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| Jaime Vera se relacionó con la Comisión de Reformas Sociales | 
Desde finales del siglo XIX ya interesó al Partido Socialista Obrero Español el problema de la vivienda obrera, que es lo mismo que decir -ahora- para la clase media o asalariada. Una de las primeras medidas que propusieron sus representantes en la Comisión primero, luego Instituto de Reformas Sociales, fue orientar un mercado de alquiler de viviendas que, con intervención estatal, garantizase la mínima dignidad a las familias de trabajadores. 
A finales del siglo citado todavía seguía en vigor una ley de arrendamientos del año 1813, que luego se restableció en 1836. Esta ley era perjudicial para los trabajadores, pues hacía hincapié en el derecho de propiedad más que en los derechos de los inquilinos. Posteriormente, con las dos grandes desamortizaciones habidas (Mendizábal y Madoz) la mayor parte del suelo, tanto rústico como urbano, cayó en manos de propietarios absentistas que, al casi monopolizarlo, forzaron el aumento del precio de las fincas. Contra esto luchará el Partido Socialista desde finales del XIX. 
Los representantes socialistas en el Instituto de Reformas Sociales, fundado en 1903, insistieron en criterios higienistas y forzaron el debate sobre la vivienda obrera, todo ello dentro de lo que en la época se llamó la "cuestión social". Del Instituto salió la ley de casas baratas que el Congreso de los Diputados aprobó en 1911, lo que implicaba la intervención del Estado en un asunto que había estado abandonado desde siempre. 
Ya con anterioridad el Partido Socialista había aprobado resoluciones -que los gobernantes de turno nunca hicieron propias- para que las casas obreras fuesen vigiladas por comités formados por los mismos obreros. Cuando los socialistas empiecen a entrar como concejales en los Ayuntamientos harán aprobar programas de viviendas obreras que, no solucionando de raíz el problema (imposible en el marco legal y caciquil de la época) vino a favorecer a grupos más o menos numerosos de trabajadores en las principales ciudades, que era donde el problema acuciaba más. 
En el año 1918, importantísimo para el socialismo español, se celebró el 11º Congreso en el que se aprobó lo siguiente: ... es preciso que se obligue a que los Ayuntamientos todos procedan a edificar primordialmente los edificios escolares necesarios; que planee... su reforma y su ensanche para que abunden los solares y se facilite la construcción de viviendas para los trabajadores y de baños públicos, lavaderos, parques... y que establezca o complete los servicios de abastecimientos de aguas, luz, limpieza y transportes, tendiendo a su municipalización. Para ello el Partido Socialista proponía un plan de saneamiento de las haciendas locales para que pudiesen facilitar el capital que permita en poco tiempo verificar una gran transformación urbana. Es necesario también que se grave todo el capital inactivo y que se facilite la expropiación de la propiedad mal utilizada desde el punto de vista social...
Lástima que varias ministras socialistas, que hasta hace un año tuvieron la responsabilidad de la vivienda, no hayan hecho ni tan siquiera una pequeña porción de aquel programa tan viejo que, renovado, podría aliviar la situación de muchas familias. 
L. de Guereñu Polán.

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