Yo
comparto, sin reservas, una opinión del Premio Nobel Saramago: “…. la justicia justa ya contiene
en sí caridad suficiente. La caridad es lo que resta cuando no hay bondad ni
justicia”
A
raíz de la crisis que nos asola han comenzado a proliferar iniciativas
sociales, que intentan paliar los efectos de la misma, iniciativas que se suman
a otras ya preexistentes como las institucionales, tipo Cruz Roja, religiosas, como Caritas o
Hermanos Musulmanes, e incluso laicas, como los Bancos de Alimentos. Espero que
se me entienda, yo aún no estoy en contra de esa forma de actuar, de hecho
estuve presente y activo en alguna de las primeras iniciativas de lanzar los
bancos de alimentos en España, pero empiezo a tener cada vez más claro que
paliar los efectos impide a muchos ciudadanos enfrentar las causas, y por
consiguiente sacar la consecuencia lógica: solo desde una posición de fuerza
mayoritaria van a cambiar los rumbos de
las soluciones.
Desde
una cultura occidental, mayoritariamente cristiana, la caridad no fue más que el resultado del
intento de la nobleza y la burguesía para aplacar las necesidades de los pobres
en épocas de hambruna, de paso que expiaban sus faltas delante del clero. Por
el contrario, cuando empezó a fraguarse la llamada justicia social, devino en
el intento de cubrir a todos las
necesidades mínimas, sin la mediación de nadie, en búsqueda del derecho
fundamental de cualquier ser humano.
Y
no se puede confundir la solidaridad, que nace del concepto de justicia y de
igualdad entre las personas, con la caridad que surge de la lástima, de la
compasión, por lo que al final es un acto interesado, para que el que tiene de
sobra se sienta bien consigo mismo. La ecuación correcta es: justicia más
solidaridad es igualdad, entendida como reparto equitativo de cargas y
beneficios.
La
perversión de las ONG será cada vez
mayor, en la misma medida que el componente caridad vaya ganando peso en sus
actuaciones, y así parece evolucionar, y
además continúen fijando el foco de atención en los efectos de la crisis,
apartándolo de sus causas y, sobre todo, de los causantes. Puede llegarse a un
punto en que tenga que plantearme, si apoyo o me opongo a toda ONG, y me parece que ese punto está cercano.
Navidades
de 2012
Fdo.
Isidoro Gracia Plaza
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