Un partido para enredar
No
es el único caso en la historia, de España y de la política moderna,
pero el de Esquerra Republicana de Cataluña es paradigmático de lo que
quiero decir: fue un partido realmente importante durante la II
República española, leal al régimen hasta lo que su idiosincrasia le
permitía, luchador contra el fascismo y a favor de los derechos
democráticos, que sufrió en sus dirigentes y afiliados la represión como
los demás, pero con la restauración democrática y la pérdida de las
riendas por parte del señor Barrera, una serie de políticos de cortos
vuelos, efímeros además, cambiantes y desleales, han jugado un papel
realmente esperpéntico en la política nacional española y nacional
catalana.
Primero fue un señor llamado Colom, acompañado de una
tertuliana asidua de programas con nula calidad, quien se hizo cargo de
ERC; luego vinieron unos tiempos de divisiones y contradicciones
permanentes hasta que apareció la figura del señor Carod Rovira, que
pactó con dirigentes de ETA a espaldas del presidente Maragall que no
hubiese atentados contra catalanes. Nombrado Conseller en Cap, una
institución "sui generis" de Cataluña, hizo y deshizo, declaraciones más
o menos escandalosas, andares sinuosos sobre las prioridades, fue
cesado y poco después condujo a su partido al fracaso electoral.
Ahora dirige ERC el señor Junqueras, que ha imprimido al partido el
independentismo más irredento, aunque ya venía de lejos, por lo menos
desde el señor Maciá. ERC ha sido un partido no exactamente de
izquierdas históricamente, aunque sí democrático; ha sido un partido
republicano, en efecto, aunque con muy poco éxito cuando ha defendido su
modelo de república, y sí ha sido un partido de Cataluña, pero que se
eclipsó por la gran coalición de la banca, la industria, la derecha
catalana en definitiva, que es Convergencia Democrática de Cataluña, con
el acompañamiento más o menos pintoresco de Unió.
ERC ha
estado en Cataluña con gobiernos socialistas, ahora con gobiernos de
CiU; sus diputados han jurado la Constitución española y luego se han
desdicho; han desestabilizado la política catalana y no la española
porque no han podido, han contado con parlamentarios sensatos y con
otros insensatos (aunque esto es común a todos los partidos, dicho sea
de paso). Pero lo que nadie le puede negar a ERC es su capacidad para
engatusar a unos y a otros, a la izquierda y a la derecha. Yo digo que
no habrá "consulta", que ello servirá para que ERC desestabilice de
nuevo la política catalana (si no lo estuviera ya suficientemente), de
igual manera que hizo con el Estatut, consiguiendo que uno votado por la
inmensa mayoría de los catalanes se quedase en otro votado por menos
del 50%. Suma y sigue...
L. de Guereñu Polán.
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