sábado, 12 de enero de 2013

El trío

Dios los da y ellos se juntan, reza un viejo dicho. El que fuera consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, labrándose desde dicho cargo el que ahora tiene, consejero de una empresa privada que gestiona los análisis clínicos de los hospitales públicos madrileños, es el esposo de doña Andrea Fabra, famosa por la frase que pronunció desde su escaño del Congreso de los Diputados cuando el Presidente del Gobierno anunciaba un endurecimiento de las condiciones para los parados españoles. La frase, de gran altura política y cultural, fue "¡que se jodan!". Al parecer ninguno de los dos -don Juan José Güemes se llama él- han trabajado nunca en su vida, pues siempre han estado comprometidos en carguitos (más bien prebendas, como las de los antiguos canónigos) proporcionados por sus amigos: el señor Güemes, vinculado al Opus Dei y a la Universidad católica San Pablo CEU, fue miembro del gabinete del ministro Rato, otro pájaro de cuenta a tenor de sus andanzas en el FMI, en Caja Madrid, en Bankia (donde arruinó a muchos miles de pequeños accionistas) y ahora, al parecer, en Telefónica-América, quizá para poner tierra de por medio.

Pues bien, doña Andrea Fabra es hija del imputado en no se sabe ya cuantos casos de corrupción y delitos, don Carlos Fabra, presidente de la Diputación de Castellón e hijo de otro Carlos Fabra, fundador de la Juventud Católica en dicha provincia y colaborador del general Franco. De casta le viene al galgo. En 1939 fue nombrado delegado de excombatientes (franquistas, claro) y luego otros cargos de mucho bombo económico pero poco caletre intelectual.

Su hijo, el hacedor de aeropuertos sin aviones ni viajeros, y la hija de este que quiere que se jodan los parados; el marido de esta, que se labra el porvenir aprovechando un cargo público, forman un trío muy propio de la derecha española de todos los tiempos: fundar dinastías que se repartan los botines. Me refiero al trío Fabra padre, Güemes y Fabra hija.

El primero se salvó por prescripción de cuatro delitos cometidos: los delitos fueron calificados así por la Audiencia de Castellón, por lo que de inocente nada, además de que el Tribunal Supremo ha anulado la prescipción de los cuatro delitos, por lo que sigue con la espada de Damocles. También está imputado por tráfico de influencias, cohecho, delito fiscal, de simultanear su cargo público con un negocio privado de asesoramiento (a saber que tipo de asesoramiento): por cierto que la empresa, Camarcas S.L., ha procurado al señor Fabra cobros de siete empresas diferentes, por lo que su patrimonio se ha abultado de lo lindo. Lo más grave es que algunas de estas empresas fueron contratadas por el propio Fabra como Presidente de la Diputación. Una joya.
Como joyas son su hija doña Andrea y su yerno el señor Güemes, de quienes no se tiene conocimiento de mérito alguno, pero ahí están, forrándose de esta y aquella manera, pero eso sí, los parados "que se jodan". Mientras tanto, don Mariano se ríe.
L. de Guereñu Polán.

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