El trío
Dios
los da y ellos se juntan, reza un viejo dicho. El que fuera consejero
de Sanidad de la Comunidad de Madrid, labrándose desde dicho cargo el
que ahora tiene, consejero de una empresa privada que gestiona los
análisis clínicos de los hospitales públicos madrileños, es el esposo de
doña Andrea Fabra, famosa por la frase que pronunció desde su escaño
del Congreso de los Diputados cuando el Presidente del Gobierno
anunciaba un endurecimiento de las condiciones para los parados
españoles. La frase, de gran altura política y cultural, fue "¡que se
jodan!". Al parecer ninguno de los dos -don Juan José Güemes se llama
él- han trabajado nunca en su vida, pues siempre han estado
comprometidos en carguitos (más bien prebendas, como las de los antiguos
canónigos) proporcionados por sus amigos: el señor Güemes, vinculado al
Opus Dei y a la Universidad católica San Pablo CEU, fue miembro del
gabinete del ministro Rato, otro pájaro de cuenta a tenor de sus
andanzas en el FMI, en Caja Madrid, en Bankia (donde arruinó a muchos
miles de pequeños accionistas) y ahora, al parecer, en
Telefónica-América, quizá para poner tierra de por medio.
Pues
bien, doña Andrea Fabra es hija del imputado en no se sabe ya cuantos
casos de corrupción y delitos, don Carlos Fabra, presidente de la
Diputación de Castellón e hijo de otro Carlos Fabra, fundador de la
Juventud Católica en dicha provincia y colaborador del general Franco.
De casta le viene al galgo. En 1939 fue nombrado delegado de
excombatientes (franquistas, claro) y luego otros cargos de mucho bombo
económico pero poco caletre intelectual.
Su hijo, el hacedor
de aeropuertos sin aviones ni viajeros, y la hija de este que quiere que
se jodan los parados; el marido de esta, que se labra el porvenir
aprovechando un cargo público, forman un trío muy propio de la derecha
española de todos los tiempos: fundar dinastías que se repartan los
botines. Me refiero al trío Fabra padre, Güemes y Fabra hija.
El primero se salvó por prescripción de cuatro delitos cometidos: los
delitos fueron calificados así por la Audiencia de Castellón, por lo que
de inocente nada, además de que el Tribunal Supremo ha anulado la
prescipción de los cuatro delitos, por lo que sigue con la espada de
Damocles. También está imputado por tráfico de influencias, cohecho,
delito fiscal, de simultanear su cargo público con un negocio privado de
asesoramiento (a saber que tipo de asesoramiento): por cierto que la
empresa, Camarcas S.L., ha procurado al señor Fabra cobros de siete
empresas diferentes, por lo que su patrimonio se ha abultado de lo
lindo. Lo más grave es que algunas de estas empresas fueron contratadas
por el propio Fabra como Presidente de la Diputación. Una joya.
Como joyas son su hija doña Andrea y su yerno el señor Güemes, de
quienes no se tiene conocimiento de mérito alguno, pero ahí están,
forrándose de esta y aquella manera, pero eso sí, los parados "que se
jodan". Mientras tanto, don Mariano se ríe.
L. de Guereñu Polán.
No hay comentarios:
Publicar un comentario