viernes, 4 de enero de 2013

Indeseables en Telefónica

La pareja con sus confidencias
Los señores Rato y Alierta son de temer: el primero ha sido nombrado “asesor” (me pregunto qué asesorará este incompetente) Con la anuencia del segundo, presidente de la compañía. Vamos a echar un vistazo a sus andanzas por si alguien no las recuerda.

Debe tenerse en cuenta que Telefónica está implantada en 25 países, por lo que no son pocos los puestos de trabajado que dependen de estos impresentables (126.500 empleados); su importe neto de la cifra de negocios se eleva a 46.500 millones de euros y tiene más de 313 millones de clientes (datos de septiembre de 2012), por lo que el Estado debiera estar muy atento a la maniobras de estos personajes, pues pueden dejar en la calle a miles de personas.

No debemos olvidar que el señor Alierta presidió la Asociación Española del Mercado de Valores (Bolsa) y ¡que casualidad!, días antes de finalizar su mandato inició los contactos para la venta del 30% del capital de Beta Capital al banco holandés Mees Pierson, operación por la que el señor Alierta se embolsó pingües beneficios.

Junto con varios miembros de su familia, el señor Alierta (que suele estar alerta para sus negocios) ganó con la compra de acciones de Tabacalera y la pseudoventa de una empesa 1,86 millones de euros, lo que levantó las sospechas sobre uso de información privilegiada, ya que había comprado las acciones poco antes de que Tabacalera comprara la compañía de tabacos norteamericana Havatampa, lo que elevó el valor de las acciones.

En cuanto al señor Rato, como Director Gerente del Fondo Monetario Internacional, fue juzgado mediante un informe de dicho organismo de forma muy negativa (10 de enero de 2011), pues mientras el señor Rato radiaba en el optimismo, se fraguaba la crisis mundial que ahora atosiga a millones de personas. Las batallas internas en las que participó, la falta de supervisión en la que incurrió y la no corrección de los vicios que venían de antes hicieron que el señor Rato dejase el puesto por otro mucho mejor remunerado en Caja Madrid, desde donde fraguó Bankia, la metió en bolsa y se produjo la catástrofe por la que ahora el Estado se ha tenido que hacer cargo del desaguisado. Pero muchos pequeños accionistas han perdido su dinero y un agujero monumental ha arruinado la entidad. Este, y no otro, es el señor Rato. Hasta qué punto sus análisis serían fantasiosos que el propio gobierno actual (sus amigos) no los aceptaron y ello dio pie a su dimisión en Bankia. En realidad una operación teatral para buscar otro paraguas bajo el que cobijarse: Telefónica, donde también está –no sabemos haciendo que- el señor Zaplana.

No debe olvidarse que el señor Rato está imputado en la Audiencia Nacional por la gestión de Bankia, junto con toda la cúpula directiva. Su actividad en Telefónica ahora, en América, me hace sospechar que quiere poner tierra de por medio ante una situación más comprometida de la que está. Creo que las autoridades judiciales –dada su situación de imputado- debieran tomar las medidas para que el señor Rato no abandonase el país y se le retirase, en su caso, el pasaporte. No es poco lo que este hombre ha perjudicado a la ciudadanía.
L. de Guereñu Polán.

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