lunes, 7 de enero de 2013

La lucha contra el fraude fiscal



Leo que, en España, la economía sumergida equivale al 21,5% del Producto Interior Bruto y que más de 50.000 millones de euros escapan a la Hacienda pública. Hasta ahora el Gobierno español no ha hecho gran cosa para combatir esta lacra, que es donde verdaderamente está la solución a muchos de los problemas económicos del país. La amnistía fiscal a los defraudadores ha reportado al Estado 1.200 millones de euros, lo que demuestra la ineficacia de la medida y la tomadura de pelo al resto de los contribuyentes. 
Segúnn el sindicato Gestha las formas más comunes de fraude fiscal consisten en ocultar ventas y evadir capitales a paraísos fiscales, para lo que banqueros como el señor Botín tienen expertos que le asesoran. Pero también los autónomos y las pequeñas empresas contribuyen al fraude fiscal mediante la ocultación del IVA. En ocasiones la compra de un bien particular se hace pasar por la compra de dicho bien para la empresa en la que se trabaja (esto lo pueden hacer más facilmente los dueños) con lo que se obtiene una desgravación fiscal que no existiría de la otra manera. Las facturas falsas para obtener beneficios fiscales también son costumbre de las medianas empresas, así como los recibos falsos por servicios que no se han dado. A esto contribuye el que muchos empleados lo son irregulares, es decir, los que están dispuetos a extender facturas por recibir dinero "negro". No les importa porque dentro de unos meses no estarán en la empresa. También "crear" una empresa fantasma en una comunidad distinta de la de la empresa para cargar a aquella facturaciones que, de concentrarse en la empresa real, pagaría más a la Hacienda pública. 
En cuanto a las grandes fortunas los técnicos de Hacienda dicen que el 71% de la evasión fiscal es obra de ellas, junto a las grandes empresas. Las multinacionales, por ejemplo, tienen delegaciones en paraísos fiscales o en países con menor tributación que en España, algunos de ellos de la Unión Europea, como Iralanda, Luxemburgo y Holanda, lo que es una contradicción flagrante. La unidad fiscal de la Unión Europea es, pues, una necesidad imperiosa, pero los gobiernos conservadores, deudores de las grandes empresas, pues muchos de sus miembros están ligados por lazos económicos a ellas, no lo quieren, así como tampoco la lucha decidida contra los paraísos fiscales: ¿donde ocultar los capitales que no pagan a las Haciendas públicas? En los paraísos fiscales no están los capitales de pequeños ahorradores, de la mayoría de la población, sino de unos pocos miles de familias que dominan la economía del continente. 
De estos asuntos tiene que hablar el Presidente del Gobierno español con la señora Merkel, no de estupideces sobre "rescates". ¿Han notado como cada vez se habla menos de ellos? No era una prioridad, era una cortina de humo para no abordar los verdaderos problemas: que el FMI y el Banco Central Europeo cumplan el papel para el que fueron creados, no el papel que luego les asignó la banca internacional y unos cuantos políticos del tres al cuarto que gobiernan Europa. 
L. de Guereñu Polán.

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