martes, 8 de enero de 2013

Peligro de que se extienda un debate estéril

Busto de Séneca
Si los nacionalistas catalanes, aprovechando la torpeza de los nacionalistas españoles (el Partido Popular y adláteres) consiguen extender su debate al resto de España, el país podría entrar en una deriva desastrosa cuando tiene asuntos urgentes que resolver y que afectan a la inmensa mayoría de la población.

A lo largo de este año 2013 las posiciones de unos y otros se van a ir perfilando: como dentro de la legalidad actual no es posible lo que pretenden los nacionalistas catalanes, el Gobierno debiera saber administrar las posibilidades que tiene para que el río no se desborde más de lo que ya está. En primer lugar el Gobierno debiera ofrecer verdaderas novedades en materia de reparto fiscal para conseguir que este sea más justo sin renunciar a un principio básico: la solidaridad interterritorial.

En segundo lugar el Gobierno no debiera competir en declaraciones con los nacionalistas catalanes, a lo que estará tentado porque los medios de comunicación que le apoyan, sectores ultraconservadores, reaccionarios de toda laya, se lo van a pedir constantemente. El Gobierno puede sucumbir a la tentación de decir: más que yo no defiende la unidad de España nadie. Ni es verdad ni es necesario decirlo. Esa unidad es la que ya existe y es la que han votado los catalanes y los demás habitantes españoles en 1978.

Como las situaciones cambian, basarse solo en la voluntad expresada por los españoles en 1978 no es poco, pero es insuficiente; deberá el Gobierno convocar a los partidos políticos (sin excepción) para exponerles su política en materia territorial; si está o no de acuerdo en profundizar el sistema autonómico existente, si está dispuesto o no a reconocer a Cataluña un sistema fiscal análogo al vasco (para lo que habría que reformar la Constitución, pero esto ya habrá que hacerlo con otros motivos), si etá dispuesto a discutir qué se quiere decir con eso de federalizar España (confieso que esto último no lo entiendo, porque un Estado federal tiene a sus diversos poderes territoriales en igualdad, mientras que el Estado autonómico actual permite diferencias sustanciales según se trate de unas comunidades autónomas u otras).

Es decir, no veo al Gobierno tomando la iniciativa en esta materia; conociendo a Don Mariano creo que dejará que el tema se pudra, pero puede que no se pudra, sino que empeore las relaciones entre los españoles más y más, por lo que debe el Gobierno gobernar, también, en este asunto; no dejando que otros lo hagan, presentando propuestas nuevas y audaces, prudentes al tiempo, meditadas (creo que el Gobierno medita poco y lo hace mal) y conseguir un gran consenso que no se dará si no se incorporan a él la mayor parte de los partidos políticos, o todos. 

En definitiva, el Gobierno no tiene hoy capacidad para ofrecer nada nuevo, cuando son muchas las voces que claman por una reforma constitucional. Pero ya se verá como el Gobierno retrasará este asunto, cuando no le quede más remedio lo abordará, tendrá cortas miras porque entre sus miembros no hay verdaderas mujeres, ni hombres, de Estado, hay politiquillos, contables, banqueros, correveidiles, pero poco más. Si el Gobierno no se cambia, si no se pone en él a personas con mayor capacidad política (y se necesita mucha en las actuales circunstancias), si no se concita la voluntad de socialistas y demás fuerzas políticas, que no van a entrar por el aro si no es a base de propuestas muy serias, el nacionalismo catalán estará en su salsa para seguir el camino que se ha trazado. Creo que sin salida, pero peor que si la tuviese.

Se puede tener mayoría absoluta en las cámaras y tener a buena parte del país descontento, como parece evidente. Se puede tener mayoría para avasallar, pero si no se convence, a medio plazo el avasallamiento se puede volver contra uno. ¿Tendrá Don Mariano capacidad para comprender el gran envite que se le ha presentado? Creo que no, pero ojalá me equivoque. Si me equivocase tendría que hacer cambios urgentes en su Gobierno para poner en él a verdaderos políticos que vayan más allá del conservadurismo rancio que representan los actuales ministros. ¿Existen en la derecha nacionalista española estos mirlos blancos? Si no existen, peor para España, y aquí esta palabra no tiene otro signifiado que el que a mí me gusta darle por encima de cualquier otro, los españoles de a pie.

L. de Guereñu Polán.

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