martes, 19 de febrero de 2013

Armas: ¿en que quedamos?

Los trabajadores de la fábrica de armas de A Coruña, y la ciudad con ellos, se movilizan para evitar el cierre de la misma. La empresa Santa Bárbara (la de los truenos) es filial de la estadounidense General Dynamics y prevé el despido de 180 trabajadores de A Coruña y más de 500 más en el resto de España. No ha faltado la protesta del alcalde coruñés, que nunca habrá tenido escrúpulos en que España fabrique armas, diciendo que ese desmantelamiento afecta gravemente a la economía de su ciudad.

La multinacional General Dynamics va a lo suyo: ganar más prodiciendo menos y con menos personal. Los trabajadores, como es lógico y lícito, defienden su puesto de trabajo, primera obligación que tienen. La ciudad se solidariza con ellos y cierta progresía protesta contra la fabricación de armas sin más miramientos. Pero las cosas no son tan fáciles.

Es evidente que fabricar armas es una necesidad para cualquier país, pues de lo contrario tendrá que importarlas, con las repercusiones negativas para su balanza de pagos y su dependencia estratégica del exterior. Un desarme unilateral no se la plantea ningún país que esté en sus cabales. Otra cosa sería el desarme masivo de todos los países, cosa que se convendrá conmigo es imposible, aunque muchos pudiésemos desearlo. La demoagogia, como en tantos otros casos, no vale en este.

Aquí lo que conviene discutir, a mi juicio, no es si España produce más o menos armas (debe producir las necesarias para su defensa) sino a quien vende dichas armas si se trata de exportarlas. Y si España excluyese a ciertos regímenes como compradores de las armas que fabrica ya haría bastante, es más, haría lo que es justo. Si encima de ello las autoridades consiguiesen parar los pies a los intereses de la multinacional que corta el bacalao en este asunto, ya podríamos darnos por satisfechos.

Pero lo cierto es que en una economía de libre mercado las empresas cierran y abren donde quieren sus establecimientos. Los trabajadores tienen reconocidos ciertos derechos en las leyes pero estos suelen quedar por debajo de los intereses económicos de los grandes propietarios de armas. No tiene, pues, sentido negar la existencia de fábricas de armas; lo que tiene sentido es parar los pies a la gran patronal armamentística en favor de los intereses nacionales y de la mano de obra. Lo demás son pamplinas.
L. de Guereñu Polán.

No hay comentarios: