miércoles, 20 de febrero de 2013

Una reflexión para socialistas de todo tipo

Las nacionalizaciones que han llevado a cabo gobiernos iberoamericanos ("hermanos de España") de empresas con capital mayoritariamente español, ha escandalizado a no pocos. A los nacionalistas españoles más que a nadie, además, claro está, de los propietarios del capital. Pero que un Gobierno decida nacionalizar empresas radicadas en su territorio es lo más normal del mundo, se ajusta a derecho y hoy se prevén indemnizaciones que tribunales internacionales han de considerar como justas. Hubo un tiempo en que las nacionalizaciones de empresas extranjeras no eran compensadas con indemnización alguna.

Si una empresa española, pongamos por caso, explota el gas o el petróleo de Venezuela o de Bolivia, el níquel o el cobre de cualquier otro país; incluso si una empresa de telecomunicaciones o de cualquier otro sector, es nacionalizada, a los propietarios de dicha empresa les cabe acudir a los tribunales y a su veredicto ajustarse. Otra cosa es las repercusiones internacionales, las relaciones bilaterales y multilaterales, y lo que las nacionalizaciones afecten a las relaciones económicas internacionales. Lógicamente, estas se va a resentir y se tendrán que reajustar, pero ello no empece para que se pueda y deba, en su caso, llevar a cabo una nacionalización. 

La patronal, dueña de las empresas, se queja y es normal; el país del cual parte el capital nacionalizado puede quejarse, pero más le valiera negociar, buscar soluciones, colaborar y recurrir a la Justicia antes que hacer demagogia y perder el tiempo en declaraciones inútiles. Ante esto ¿cual ha de ser la posición de los socialistas, de un Gobierno socialista? Se me ocurre que no hacer lo mismo que los gobiernos de la derecha, sino mantener las relaciones de colaboración con los países donde se radican empresas españolas para tener previstas estas situaciones y garantizar los derechos de ambas partes, que en ocasiones serán irreconciliables. 

Que un Gobierno socialista en el futuro ponga el grito en el cielo porque una empresa española es nacionalizada en otro Estado no tiene sentido. El capital no tiene fronteras; luego si no las tiene ha de atenerse a los riesgos que ello conlleva. Lo que ha de interesar a un Gobieno socialista es la situación en que quedan los trabajadores de las empresas nacionalizadas, para lo que se hace necesaria una estrecha colaboración con los países "hermanos" y con los demás, buscando compensaciones y como queda dicho, en último extremo, ateniéndose a lo que dicten los tribunales a la luz del derecho.

L. de Guereñu Polán.

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