Parece
una pregunta de sencilla respuesta. A lo largo de la historia no
siempre ha sido lo mismo. Que el obispo de Roma se impusiese como máxima
autoridad de la Iglesia fue discutido -y no aceptado- por otros obispos
y congregaciones de católicos, entre ellos en Alejandría, Antioquía,
Constantinopla... En realidad los papas de Roma se impusieron al resto
de la Iglesia basándose en el apoyo dado por reyes y emperadores, que a
su vez recibían de los papas la legitimidad para gobernar, aunque fuesen
déspotas y crueles, en una etapa, la edad media, en la que tener el
aval de la Iglesia contaba más que muchas otras cosas.
La
historia de los papas está llena de sobresaltos, escándalos, misterios e
incluso crímenes. Hubo un papa que fue elegido a base de los sobornos
que consiguió con el dinero prestado por algunas familias florentinas,
entre ellas los Médici. Hubo antipapas, hubo varios papas al mismo
tiempo, una papisa que fue descubierta con posterioridad (¿como iba la
Iglesia a admitir una mujer al frente de la misma?). Hubo papas
guerreros, políticos, diplomáticos, teólogos, pastores, ejemplares y
lascivos; los hubo de una intelectualidad rayana en lo divino, pero
también torpes, rudos y groseros.
Es curioso que cuando más
prestigio adquirieron los papas fue a partir de que perdieron el poder
que tenían sobre territorios en Italia, desde 1870 aproximadamente,
aunque ello provocó un largo pleito con la monarquía italiana que no se
resolvería hasta 1929, con los Tratados de Letrán firmados entre el Papa
y el fascista Mussolini. Por ellos la Iglesia reconocía al régimen
musoliniano y a Roma capital de Italia; el dictador concedía una
extraordinaria donación en dinero a la Iglesia, que es como se han
solucionado muchos de los asuntos mundanos de los hombres.
Porque la Iglesia, contra lo que algunos quieren imponer, es obra de los
hombres, no de Dios, del cual no sabemos ni siquiera su existencia. Es
cuestión de fe, no de razón demostrable. Decir que el primer papa fue un
pescador llamado Pedro ("y sobre esta piedra levantaré mi iglesia") es
mucho decir, pero no demuestra nada. Lo de que Pedro fue el primer papa
fue algo que solo posteriormente se consideró así, y de esa manera se
daba fuerza a la fundación divina de la Iglesia y del papado. Pero para
que la Iglesia fuese de fundación divina hace falta admitir que Jesús de
Nazaret era Dios, y eso es otra cosa que está por demostrar (imposible a
todas luces, creo yo). Lo que sí está demostrada es la historicidad del
predicador de Galilea.
Si no llega a ser por el
reconocimiento que el emperador Constantino hizo del papa en el siglo
IV, y del patrimonio que donó a los cristianos, que enseguida los
obispos se encargaron de administrar, la Iglesia no habría sido,
probablemente, lo que es; ni los papas hubiesen acumulado el poder que
han tenido y tienen. Aquella donación no fue tan copiosa como los papas
han defendido, pero lo cierto es que las usurpaciones estuvieron a la
orden del día y la Iglesia se enriqueció desde entonces, máxime cuando
los papas adoptaron el título de pontífices, máxima autoridad religiosa
que había correspondido a los emperadores romanos. Los papas, herederos
de los emperadores caídos en desgracia.
Hoy, como en la Edad
Media y en los siglos modernos, un papa es un monarca absoluto, no
elegido democráticamente por la congregación de fieles que es la
Iglesia, que tiene para el gobierno de la misma a una Curia, la cual
limita a veces el poder del papa si este se deja; pero no así si su
personalidad es fuerte y agresiva. El dimisionario papa Benedicto parece
que no ha querido enfrentarse a la Curia y se ha ido. Pero de haber
querido someterla lo hubise conseguido, como ha ocurrido a lo largo de
la historia con no pocos conflictos. El derecho canónico, inspirado en
el romano, da ese poder a los papas, jefes de estado hoy como ayer,
pastores en ocasiones, políticos casi siemmpre, poderosos más por los
muchos miles de católicos que hay en el mundo y por los recursos que
administran que por la extensión de su estado, un pequeño barrio de
Roma.
L. de Guereñu Polán.
No hay comentarios:
Publicar un comentario