La "ministra" refrescándose |
No debemos hacerlo los ciudadanos, pues un Gobierno dispone de muchos
resortes para hacer la vida de todos más feliz o menos, más justa o más
injusta. Otra cosa es cuando un Gobierno se toma a broma a sí mismo, y
esto es lo que yo creo ocurre con el actual Gobierno, aunque no solo.
¿Cómo si no se puede entender que al frente del ministerio de Trabajo esté una incompetente –lo ha demostrado hasta la saciedad- que no ha trabajado nunca? Suele encomendarse a una virgen (¿y que tendrá que ver la virginidad con el trabajo?), decir sandeces sin límite, sonreir estúpidamente, pero nada más. ¿Cómo es posible que un Presidente nombre a una persona como la actual ministra de Trabajo para misión tan delicada y compleja? Pues solo si no se tiene interés alguno por los que trabajan y por los que no pueden hacerlo, por los empresarios y autónomos; es decir, por todos los que contribuyen a que el país prospere y produzca riqueza.
Otro es el caso de la Vicepresidenta, que a falta de información adicional, no hace sino de portavoz del Gobierno. Véase el decreto de su nombramiento y se comprobará que no tiene competencias, pero en esto acertó don Mariano, pues no se deben dar competencias a una persona incompetente. Otra cosa es que esta lógica no se siga en todos los casos, como queda demostrado con la anterior. El ministro de Justicia es aparte: de juventud extremosa al lado de violentos de derechas, luego ha demostrado osadía a la hora de endeudar a los madrileños y ahora en poner en su contra a toda la judicatura, abogados, fiscales, reos, víctimas y verdugos. Iba de “centrista” pero es más bien un descentrado.
La ministra de Sanidad: otro caso de impreparada para una misión tan importante como la que se le ha encomendado, aunque tengo para mí que no es tal, sino que se le ha pedido ocupe el puesto sin más, mientras ella entretiene su tiempo en divorcios, festines, pleitos, declaraciones bochornosas, confites, desconocimientos y abandono de tantos necesitados en los hospitales y clínicas… ¿Qué han hecho médicos y demás personal sanitario, enfermos y ciudadanía en general, para merecer esto? Estamos vendidos.
El caso del ministro de Educación no es de incompetencia, sino de mucha destreza en desmontar lo que tanto costó para dar escuela pública y gratuita a todos los niños y adolescentes de España. Con las Universidades tampoco anda a bien el monstruo que no tiene “wertgüenza” (ha sido ingeniosa la palabra, pero es que parece estuviese predestinada para personaje tan siniestro, no en su sentido político, sino psicológico). Ha restado o anulado recursos para atender a los alumnos con necesidades específicas, ha dejado a muchos centros de enseñanza sin profesores de pedagogía terapéutica ("hay que ahorrar", ha dicho), ha hecho que en algunos centros hayan tenido que desaparecer los agrupamientos específicos, ha desatendido la diversidad curricular, ha dejado reducida la totación de becas a la mitad, pretende anular las competencias del Consejo Escolar, discrimina a los alumnos por razón de sexo o procedencia (concentra a los gitanos e inmigrantes en unos pocos centros públicos para satisfacer las demandas de los centros privados y concertados), ha destinado más dinero a los centros concertados que a los públicos (en términos relativos), impide el estudio de disciplinas optativas ¡aunque haya disponibilidad horaria entre el profesorado!; a cambio ha destinado pingües recursos económicos a las corridas de toros... quiere que haya sangre.
Luego está el bruto del ministro del Interior, que se ha quedado en la etapa en que fue gobernador civil de Barcelona, cuando utilizaba a las fuerzas del orden para el desorden público; ya se ha visto que ha habido un cambio en la política de seguridad ciudadana: se golpea a ancianos y niños, se limitan derechos fundamentales, se dan instrucciones a la policía que esta misma denuncia…
No: tomarse un Gobierno a broma no es bueno, pero Don Mariano se lo toma así. No de otra manera se puede entender que haya puesto a personal tan indeseable e incompetente al frente de responsabilidades tan delicadas. Por desgracia no es el único Gobierno que se ríe de sí mismo (con gran pesar para la ciudadanía) pues el socialista Zapatero, como trataré de demostrar, hizo también sus pinitos en esta materia.
¿Cómo si no se puede entender que al frente del ministerio de Trabajo esté una incompetente –lo ha demostrado hasta la saciedad- que no ha trabajado nunca? Suele encomendarse a una virgen (¿y que tendrá que ver la virginidad con el trabajo?), decir sandeces sin límite, sonreir estúpidamente, pero nada más. ¿Cómo es posible que un Presidente nombre a una persona como la actual ministra de Trabajo para misión tan delicada y compleja? Pues solo si no se tiene interés alguno por los que trabajan y por los que no pueden hacerlo, por los empresarios y autónomos; es decir, por todos los que contribuyen a que el país prospere y produzca riqueza.
Otro es el caso de la Vicepresidenta, que a falta de información adicional, no hace sino de portavoz del Gobierno. Véase el decreto de su nombramiento y se comprobará que no tiene competencias, pero en esto acertó don Mariano, pues no se deben dar competencias a una persona incompetente. Otra cosa es que esta lógica no se siga en todos los casos, como queda demostrado con la anterior. El ministro de Justicia es aparte: de juventud extremosa al lado de violentos de derechas, luego ha demostrado osadía a la hora de endeudar a los madrileños y ahora en poner en su contra a toda la judicatura, abogados, fiscales, reos, víctimas y verdugos. Iba de “centrista” pero es más bien un descentrado.
La ministra de Sanidad: otro caso de impreparada para una misión tan importante como la que se le ha encomendado, aunque tengo para mí que no es tal, sino que se le ha pedido ocupe el puesto sin más, mientras ella entretiene su tiempo en divorcios, festines, pleitos, declaraciones bochornosas, confites, desconocimientos y abandono de tantos necesitados en los hospitales y clínicas… ¿Qué han hecho médicos y demás personal sanitario, enfermos y ciudadanía en general, para merecer esto? Estamos vendidos.
El caso del ministro de Educación no es de incompetencia, sino de mucha destreza en desmontar lo que tanto costó para dar escuela pública y gratuita a todos los niños y adolescentes de España. Con las Universidades tampoco anda a bien el monstruo que no tiene “wertgüenza” (ha sido ingeniosa la palabra, pero es que parece estuviese predestinada para personaje tan siniestro, no en su sentido político, sino psicológico). Ha restado o anulado recursos para atender a los alumnos con necesidades específicas, ha dejado a muchos centros de enseñanza sin profesores de pedagogía terapéutica ("hay que ahorrar", ha dicho), ha hecho que en algunos centros hayan tenido que desaparecer los agrupamientos específicos, ha desatendido la diversidad curricular, ha dejado reducida la totación de becas a la mitad, pretende anular las competencias del Consejo Escolar, discrimina a los alumnos por razón de sexo o procedencia (concentra a los gitanos e inmigrantes en unos pocos centros públicos para satisfacer las demandas de los centros privados y concertados), ha destinado más dinero a los centros concertados que a los públicos (en términos relativos), impide el estudio de disciplinas optativas ¡aunque haya disponibilidad horaria entre el profesorado!; a cambio ha destinado pingües recursos económicos a las corridas de toros... quiere que haya sangre.
Luego está el bruto del ministro del Interior, que se ha quedado en la etapa en que fue gobernador civil de Barcelona, cuando utilizaba a las fuerzas del orden para el desorden público; ya se ha visto que ha habido un cambio en la política de seguridad ciudadana: se golpea a ancianos y niños, se limitan derechos fundamentales, se dan instrucciones a la policía que esta misma denuncia…
No: tomarse un Gobierno a broma no es bueno, pero Don Mariano se lo toma así. No de otra manera se puede entender que haya puesto a personal tan indeseable e incompetente al frente de responsabilidades tan delicadas. Por desgracia no es el único Gobierno que se ríe de sí mismo (con gran pesar para la ciudadanía) pues el socialista Zapatero, como trataré de demostrar, hizo también sus pinitos en esta materia.
L de Guereñu Polán.
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