jueves, 25 de abril de 2013

Delincuencia y Partido Popular

El Partido Popular está en la mejor tradición de aquellos que no tienen sentido sin una mafia, una banda o grupo de ellas, un poderoso grupo de presión o una canalla que le financian, apoyan y facilitan agentes electorales. Su historia así lo revela.

De la misma forma que la Democracia Cristiana italiana estuvo muy ligada a la mafia calabresa, napolitana y siciliana; de la misma forma que estuvo vinculado el fascismo italiano al matonismo de la patronal; la Unión Patriótica de Primo de Rivera al pistolerismo; los partidos populistas colombianos al narcotráfico; el PRI mexicano a la corrupción y la delincuencia; el Partido Republicano de Estados Unidos a la caza de brujas; el nazismo al esoterismo y a los grandes intereses industriales de familias como la Krupp, verdadero emporio de delincuentes; de la misma forma que el partido de Yeltsin y ahora de Putin no se entienden sin las mafias rusas; de la misma forma que el franquismo unió su suerte a la de un criminal que incluso estuvo relacionado con el asesinato, Juan March; así el Partido Popular no puede desprenderse de sus narcotraficantes, antes delincuentes "blandos", estafadores, defraudadores de la Hacienda pública, corruptores de la economía y afectos al crimen en general.

Manuel Fraga gobernó siempre rodeado de delincuentes: algunos de ellos fueron meros agentes electorales a cambio de favores, generalmente económicos. Otros llegaron a alcaldes, concejales, diputados provinciales, ocuparon cargos en cámaras de comercio e incluso en las Cortes Generales (antes en las instituciones del franquismo). Don Mariano Rajoy estuvo acompañado del contrabandista "Ligero" en la Diputación Provincial de Pontevedra y ahora se sabe de la amistad del presidente Feijóo con el narcotraficante Dorado. Estos delincuentes en el seno del PP, hasta el punto de que son su sustancia, proceden del popularismo (si se me permite la expresión), por eso tienen nombres como "Nené", "Terito", "Chito" y otros apodos; como si de personajes pintorescos se tratase, juguetes de un destino para crímenes mayores. 

Primero fue el contrabando de tabaco en la comarca de Arousa; luego se trató de alcanzar alcandías para, desde ellas, hacer mil tropelías administrativas. El caso de los presidentes diputacionales Cacharro y Baltar son el paroxismo de la burla a la ley. "Ligero", ya fallecido, fue el "alcalde amigo de Fraga". En los años setenta del pasado siglo fue detenido Ramón Longa, militante del PP, acusado de comprar y vender cocaína a gran escala, operación que dirigió el juez de la Audiencia Nacional Juan del Olmo. Antes, Vicente Otero y José Ramón Barral fueron contrabandistas de tabaco, por lo tanto defraudadores al fisco, delincuentes comunes y gentes sin demasiados escrúpulos. De igual manera que Miñanco...

Algunos fueron detenidos aún perteneciendo al mundo del derecho: Don Manuel y Don Mariano también son juristas y no han tenido nunca escrúpulos en acompañarse y servirse de delincuentes, como el alcalde de Ponteareas, José Castro, condenado a varios años de inhabilitación para ejercer cago público alguno por prevaricación; Bea Gondar, quintaesencia del contrabandista en los años ochenta; pero sobre todo Pablo Vioque, que desde la Cámara de Comercio de Vilagarcía de Arousa y siendo militante destadado de Alianza Popular (precedente del PP), fue pillado con un imporante alijo de cocaína. Amigo del Vicepresidente de la Xunta entonces (luego traidor a los suyos) José Luis Barreiro (también condenado a inhabilitación), se destacó como defensor de expertos contrabandistas y narcotraficantes. La lógica consistía en que contribuían a la causa del PP: ganar elecciones, pagar a sicarios y delinquir a diestro y siniestro. 

Otros son los casos de Luis Jueguen y José Manuel Vilas, este último asesinado en 1992 por unos sicarios (ignoro si en un ajuste de cuentas en todo caso execrable). El que fuera "dueño" de O Grove, Bea Gondar, fue encarcelado (fue diputado con Don Mariano Rajoy y este le defendió en varios plenos a capa y espada) por su relación con un alijo de cocaína y condenado por otros delitos.

Son solo algunos ejemplos: la reflexión de Manuel Fraga, que figura en varias obras suyas, de que en su casa (cuando de mozo vivía con sus padres) no entró nunca la política, es paradigmática de lo que entendía el viejo franquista por política: no el arte de gestionar los asuntos públicos, sino de ganar a estos y aquellos, formar clientelas fuese como fuese con tal de que demostrasen su eficacia; caciques de antes y de ahora, hijos de la toga o de la boina, en el campo o en la ciudad, hechos a base de tasajos o bien comidos en restaurantes caros, Don Manuel forjó un partido sin ideología propiamente dicha, como no fuese aquella "mayoría natural" que, mientras él mando, se demostró que no tenía nada de natural, sino que se trataba de un sindicato de intereses, de mafias, de correveidiles y de personas sin escrúpulos; escoria de una sociedad que debe limpiarse si se quiere tener un pais digno.

L. de Guereñu Polán.

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