miércoles, 3 de abril de 2013

Entretenimiento



Mientras el número de pasajeros en los aeropuertos catalanes ha descendido, la producción de vehículos industriales también (el 19 por ciento en marzo de este año), el turismo ha descendido el 15 por ciento en marzo, las viviendas en construcción se han reducido en un 11,5 por ciento en el mes de enero, el paro registrado en el mes de marzo de este año ha crecido el 4%, el comercio al por menor ha descendido en febrero último el 8,2%, el Presidente de Generalitat catalana sigue entretenido en exigir un referéndum para que los catalanes decidan si Cataluña ha de ser independiente de España o no. O quizá el referéndum que pide -y para el que no tiene competencias- sea para otra cosa, que tanto ha enredado últimamente que ya no se sabe bien. 

El paro en Cataluña está en un 23,94 por ciento de la población activa según el propio Instituto de Estadística catalán (4º trimestre del año 2012), el PIB ha descendido un 1,8% entre el año 2011 y el 4º trimestres de 2012, el índice de precios al consumo ha subido un 3,3 por ciento entre 2012 y febrero de 2013, pero el Presidente de la Generalitat sigue con sus proyectos independentistas o sabe Dios que, porque tengo para mí que lo único que quiere es un sistema de financiación a la medida de sus exigencias y de la gran burguesía catalana, no tanto independencia de ningún tipo, entre otras cosas porque la población catalana padece demasiados problemas como para andar con piruetas.

Es cierto que todo nacionalista tiene derecho a plantear el máximo de autogobierno -incluso la soberanía- para el país en el que vive o para el que trabaja, pero antes debe preocuparse de los problemas de su población. A no ser que le importen un pimiento y lo que quiera sea alimentar los vagos o expresos deseos de un sector de la sociedad catalana que no es precisamente la que lo está pasando mal.

La burguesía catalana (o una parte de ella) siempre ha sido proclive a dejar en un segundo plano los problemas sociales para poner delante las reivindicaciones de identidad: para ello ha recurrido a himnos como “Els segadors”, a los pageses de remensa, a instituciones medievales, a la lengua vernácula y a cualquier elemento (de mayor o menor peso) o subterfugio con tal de garantizarse el poder político y económico.

Ciertos partidos de izquierda (ya durante la II República española) han caído en la trampa porque han abandonado buena parte de lo que fue su acervo ideológico: el papel de los poderes públicos, el fortalecimiento de las instituciones democráticas, la lucha contra las desigualdades sociales, las inversiones productivas, la lucha contra el fraude fiscal practicado por los ricos, contra la banca usurera y mil planteamientos más que, por conocidos, no repetiré aquí.

Cataluña, la avanzadilla democrática de España para el expresidente Azaña, el país más parecido a Europa occidental en las tierras de la Iberia, el país más desarrollado económicamente, es también el que está siendo gobernado con más descuido, con más estupidez, con más desdén hacia la mayoría de la población: inmigrantes, obreros, empleados, asalariados, profesionales, autónomos, pequeños empresarios, trabajadores de todo tipo.

L. de Guereñu Polán.

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