La izquierda americana
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Jesús Zambrano |
Por representantes de la izquierda americana entiendo los casos de
Uruguay con el presidente Mujica, ejemplo de honestidad, Jesús Zambrano
en México, la señora Rousef en Brasil y la señora Bachelet en Chile. El
caso de Argentina es un bluf en toda regla, un populismo más al más puro
estilo peronista; los casos de Venezuela, Ecuador y Bolivia son
desiguales, pero tienen mucho de verborrea y poco de socialismo. El caso
de Cuba es claramente aberrante.
El Partido Revolucionario
Democrático de México, por ejemplo, ha dado muestras de querer incidir
en el gran país mediante un acuerdo muy exigente con el desprestigiado
PRI, aunque haya ganado las elecciones (hablo, logicamente, desde mi
punto de vista). Jesús Zambrano, lider de aquel partido, ha señalado que
la izquierda mexicana no puede estar contemplando al presidente de la
República como el "ogro filantrópico" al que se refirió el gran Octavio
Paz. Consciente de la gran oposición que suscita su partido entre los
grandes empresarios, banqueros y demás ricachones del país, ha optado
por una política consistente en ofrecer programas, soluciones, debates,
ideas nuevas sobre una multitud de asuntos: la violencia de los
narcotraficantes y de sus socios, algunos funcionarios, la renovación de
la principal empresa del país, Pemex, el reparto de la renta del país,
la revisión de las relaciones con Estados Unidos sobre todo en materia
económica y otros asuntos que se pueden leer en las publicaciones del
partido.
La señora Rousef, en Brasil, está llevando a cabo una
política continuadora de las de los presidentes Cardozo y da Silva
(Lula), en cuyas épocas Brasil dejó de ser un país dependiente y ahora
es un país emergente, ha combatido en buena medida la corrupción, ha
saneado la economía, ha integrado a comunidades indígenas en el camino
al desarrollo y ha combatido con algún éxito los egoísmos de unos pocos.
Creo que Brasil es la verdadera potencia regional a la que deben
arrimarse los demás países de América del Sur (el caso de México tiene
una explicación geoestratégica distinta).
La señora Bachelet,
que gobernó con dignidad Chile durante varios años, siguiendo la
política claramente modernizadora y democratizadora de su predecesor, el
presidente Lagos, tiene también una batería de propuestas que son muy
interesantes: en orden a las rentas del cobre, del salitre, de la pesca,
de algunos sectores industriales, y en contra de algunos grandes
empresarios que están haciendo el agosto durante al actual mandato
conservador. Leer el programa de los socialistas chilenos es
aleccionador para los europeos.
Simpático ha estado -en una
conversación privada que ha trascendido- el presidente uruguayo Mujica,
refiriéndose a la presidenta argentina como "la vieja" y a su predecesor
como "el tuerto". El señor Mújica sabe que Argentina no está en manos
de socialistas, aunque quieran parecerlo con algunas políticas
nacionalizadoras que tienen más de espectáculo que de otra cosa, sino de
personas atadas a compromisos oligárquicos, aunque distintos de los de
hace décadas, y de ahí los problemas con los agricultores y la falta de
previsiones para las necesidades de los miles de familias que han
sufrido recientes inundaciones. Mujica sabe, no obstante, que su
política interior debe seguir siendo la de regenerar al país contra los
partidos colorado y blanco, verdaderos lastres hasta hace poco. Sabe
también que su política exterior está condicionada por la vecindad de
Brasil y Argentina: leerle permite saber que lleva a su pueblo por el
camino acertado, cortando todo intento de control por parte de los
ricachones uruguayos, que se habían repartido el país durante dos
siglos. Ahora, al menos, las rentas del Estado van dirigidas a la
población civil.
L. de Guereñu Polán.
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