domingo, 28 de abril de 2013

Trabajadores de Bangladesh

¿Era esto un lugar de trabajo?
Que el desplome de un edificio donde trabajaban unas tres mil personas en Dacca, haya causado la muerte de más de 300, más de mil heridos y cientos de ellos estén desaparecidos entre los escombros, debiera estremecer al mundo. No porque no existan otros problemas mayores (la guerra en Siria, por ejemplo) sino porque no es más que un ejemplo de los muchos que se podrían poner aquí sobre las condiciones laborales en las que trabajan millones de obreros.

¿Que está haciendo la Organización Internacional del Trabajo sobre este particular? ¿Que está haciendo el sindicalismo internacional? ¿Que la Internacional socialista, a la que ni siquiera he oído decir ni "mu"? En su página de Internet -que he consultado- no hay referencia alguna al grave caso de Dacca. Empresas como El Corte Inglés, Primak (R.U.), Loblaw (Canadá) o Grow PWT (Dinamarca) obtienen beneficios muy sustanciosos a costa de las vidas ahora perdidas, a costa de los heridos y de los desaparecidos. Y digo esto con plena conciencia de lo que digo; porque si estas empresas hubiesen dicho: "No; no queremos que nuestros productos se elaboren en estas condiciones por los trabajadores hacinados en un edificio que se puede desplomar", otro gallo nos cantara. Estas empresas, y otras muchas, han preferido los beneficios. Se trata de preferir las vidas.

La vida es un bien absoluto; los beneficios de las empresas no son más que un bien relativo; es más, si se trata de beneficios obtenidos ilícitamente, ni siquiera son un bien. La moral que predicamos a los cuatro vientos se va por los aires cuando descubrimos tragedias como la que ahí se trata. El Gobierno de Bangladesh sabe de la situación que padecen sus trabajadores, pero prefiere que la empresas occidentales se instalen en el país antes de exigirles condiciones que las ahuyentaría. La ONU, por medio de la OIT, debe ser más incisiva, incluso debe ser combativa ante situaciones como esta. Ahora miles y millones de personas trabajan en condiciones de miseria extrema... pero todavía no se han derrumbado los edificios en los que trabajan. ¿Habrá que esperar a que falle un pilar, una pared medianera, para que nos alarmemos de nuevo?

Mientras no se combata con denuedo el egoismo de las empresas transnacionales, mientras se permita que legislaciones espurias conduzcan a estas situaciones, mientras los derechos humanos no sean concebidos universalmente, sino solo para los casos más visibles, miles de edificios ruinosos estarán a punto de derrumbarse y de sepultar a miles de trabajadores que trabajan doce horas al día -comen en el mismo lugar de trabajo- para caer aplastados por los cascotes un día u otro.

Desde aquí denuncio a lor organismos internacionales que no llevan ante la Justicia a los responsables, a los gobiernos que permiten situaciones como la descrita, a los dirigentes sindicales que no se dejan la piel en la denuncia de estos casos, a los empresarios desaprensivos y criminales, a todos los que, pasivamente, estamos pensando en estupideces mientras unos 3.000 mil millones de personas trabajan para llenar la barriga y la boca a los dueños de El Corte Inglés, por ejemplo. 
 L. de Guereñu Polán.

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