La libre circulación de mercancías y capitales está garantizada en la Unión Europea, por eso es posible evadir impuestos y colocar grandes cantidades de dinero en paraísos fiscales. Hasta ahora las autoridades comunitarias no han demostrado especial interés en combatir esto, cuando constituye una lacra para las economías de cada país y, por tanto, para los ciudadanos. No es extraño que muchas personas conciban la Unión Europea como un gran mercado en el que los negocios no han ido mal durante bastante tiempo, la riqueza se ha repartido mal (individual y regionalmente) y la corrupción no se ha corregido para que podamos estar satisfechos.
En cambio la libre circulación de personas, que está garantizada en la letra de los tratados de la U.E. no está garantizada en la práctica, pues en la Francia de Sarkozy se prohibió la entrada a gitanos rumanos y a otros colectivos procedentes de la Europa comunitaria. Algo así intentó el señor Berlusconi antes de que lo echasen del Gobierno y el danés fue llamado al orden por intentar otro tanto, pero algún daño ya había hecho. Ahora es el Reino Unido, que es miembro de la U.E. solo para lo que le interesa. No es mala opción, pero entonces no debiéramos estar orgullosos de ser europeos.
¿Va a servir para algo el plan para crear la "ciudadanía europea", hermosa frase ondeada por la comisaria de Juticia, señora Viviane Reding? Porque mientras esto se lleva a cabo (si se lleva) el primer ministro británico va a poner todas las dificultades para que europeos del este que quieran entrar en el Reino Unido puedan hacerlo. ¿No están en su derecho? Están en su derecho como NO lo estuvo el Reino Unido cuando se quedó con las riquezas de muchos países africanos, de la India, de Pakistán, cuando se llevó a los museos británicos el patrimonio griego y de otros paíes...
Desde el punto de vista económico la utilidad de la Unión Europea ya ha demostrado su agotamiento: los países ya no crecen, o crecen poco o están en recesión. Desde el punto de vista de los derechos humanos ha habido un retroceso evidente como consecuencia del trato que en muchos países europeos reciben africanos y sudamericanos. Desde el punto de vista fiscal y financiero valga lo dicho sobre los paraísos fiscales y sobre el campo libre en el que han jugado los especuladores y los dueños de la economía virtual. Es cierto que no hay amenazas de guerra por ningún lado en Europa, pero para que surjan no hace falta mucho esfuerzo: que mejoren electoralmente algunos partidos políticos fascistas en Francia, Austria, Rumanía, Holanda, el UKIP británico (1) y estaremos camino de un coflicto armado. La convicción de que una Europa dedicada a hacer negocios no verá con buenos ojos un conflicto armado porque ese sería el peor negocio puede peligrar.
¿Con que legalidad va el primer ministro británico a prohibir la entrada de rumanos -por ejemplo- en su país? Es como si un Estado practicase el proteccionismo más feroz contra los productos de frabricación británica. ¿No pondría el conservador señor Cameron el grito en el cielo? Pues los pruductos británicos no gozan de los derechos humanos de que SÍ gozan las personas, o debieran gozar en la práctica. Estos conservadores europeos se parecen al viejo Churchill: niegan por la noche el bombardeo de población civil y al día siguiente ordenan una masacre sobre Dresde. No hay coherencia. Hay egoismo; el mismo egoísmo que llevó a los europeos a estar cuatrocientos años enfrentados entre sí: que si la hegemonía habsbúrgica, escandinava, la británica, la del "rey sol", la de Napoleón, la de Bismarck... ¿Es a esto a lo que queremos volver?
¿Van a hacer algo los partidos socialistas y progresistas en general? ¿Funcionarán las instituciones comunitarias o serán moles llenas de burócratas que verán pasar a los rumanos y búlgaros de vuelta a sus empobrecicos países? Clama al cielo la desfachatez con la que algunos dirigientes políticos europeos vulneran flagrantemente la ley, rompen el equilibrio pactado y se burlan de los tratados firmados solemnemente. Contra esto habrá que estar en la calle, en las instituciones y en los tribunales de justicia.
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(1) United Kingdom Independence Party.
L. de Guereñu Polán.
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