lunes, 6 de mayo de 2013

Las donaciones a los partidos

Se financia a un partido ilegalmente y el dinero va a manos de unos pocos
Sería ingenuo por mi parte pretender que se tendrá en cuenta la sugerencia de un ciudadano que solo tiene que ganar si los partidos políticos no hiciesen miles de trampas ante cualquier legislación sobre donaciones. Todas las leyes que hasta ahora han existido no han servido para evitar la corrupción, que ciertos partidos se fiancien ilegal e irregularmente y que el dinero vaya a manos espúrias. 

¿Y si las donaciones a los partidos -de cualquier tipo- solo pudiesen hacerse por medio del Tribunal de Cuentas? Este es un órgano del Estado regulado por el artículo 136 de la Constitución (se hace referencia a él también en el artículo 153-d). En realidad ya existía una Contaduría Mayor de cuentas en el siglo XVI y en el XIX un Tribunal Mayor de Cuentas; luego cambió de nombre pero siguió la sustancia. La ley orgánica 2/1982 regula el Tribunal de Cuentas en la actualidad, de forma que por él han de pasar las liquidaciones de los presupuestos de todos los organismos del Estado (Ayuntamientos, Diputaciones, Comunidades Autónomas, ministerios, etc.). ¿Por que no establecer una oficina encargada de controlar la financiación de los partidos políticos, no a posteriori, sino a priori? Es decir, que cualquiera que desee donar a un partido una determinada cantidad de dinero lo deba hacer por medio de ese alto Tribunal. La misión de este sería controlar que la donación se ajusta a la ley y pasar la cantidad a la organización destinataria solo cuando dicha ley fuese respetada. El Tribunal de Cuentas pasaría a ser así un buen colaborador de la Agencia Tributaria y de la Hacienda pública en general.

¿De que vale que se legisle que las cantiddades donadas no pueden pasar de cierto límite si una misma persona puede trocearlas y entregarlas por medio de terceros? ¿De que sirve que personas físicas y jurídicas tuviesen que hacer públicas sus donaciones si también se pueden utilizar a terceros, con lo que no figurarían de forma expresa las empresas y personas interesadas en favorecer a un determinado partido y -por ende- favorecerse a sí mismas si es es el caso?

De la misma forma que la Iglesia y otras instituciones de cualquier carácter deben tender a su antofinanciación, los partidos políticos, más allá de las ayudas que reciban del Estado según su representación parlamentaria (son inherentes a la democracia aunque esta no sea siempre ejemplar) debieran ver limitadísimas las ayudas que recibiesen de empresas, banqueros, ricachones, corruptores y demás personal. Esta idea no puede gustar a quienes no desean la transparencia de las cuentas de los partidos, pero debiera gustar -o ser considerada al menos- por parte de aquellos que quieran demostrar y poner en práctica fórmulas que hagan creer a la gente en la democracia. 

La gente cree en la democracia, aunque haya muchos que han perdido dicha fe. Quieren hechos, no palabras. Estas mías son solo palabras, porque yo no puedo hacer más que predicar mis reflexiones, como otros muchos. Hace falta arrojo, determinación, dejarse de paños calientes, tomar el toro por los cuernos y acabar con una lacra que ha puesto en jaque al país. Si el Tribunal de Cuentas fuese el intermediario entre los donantes y los beneficiarios de las donaciones, ya se vería como estas descenderían. Y esta puede ser la causa, antes mismo de que mi idea encuentre cobijo en algún partido, de que no se tenga en cuenta. Y sin embargo una pequeña reforma en la legislación que regula el Tribunal de Cuentas sería suficiente.

L. de Guereñu Polán.

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