Fiscales sospechosos
Eso de que los fiscales, en vez de actuar en nombre del ministerio
público acusando, se conviertan en defensores de los delincuentes (o
presuntos en cada caso) resulta irrisorio, preocupante y sospechoso. No
he visto a ningún fiscal oponerse al auto de un juez, menos a una
sentencia, que condene a un ladrón de gallinas o de bicicletas por la
pena que se le haya impuesto. Pero si se trata de un banquero -en el
caso al que me refiero no tiene ni idea de finanzas- entonces sale el
fiscal recurriendo la decisión del juez del encarcelamiento del
delincuente señor Blesa.
Ya ocurrió durante la única noche en
prisión que pasó el banquero de nombre pero apropiador de hecho: el
fiscal se convirtió en abogado defensor y tuvo que ser la acusación
particular, que en este caso no es el mejor ejemplo de acusación, la que
se moviese.
No es el único caso: hay otros en los que los
fiscales, si se trata de personas influyentes, se mueven a su favor,
sacan fuerzas de flaqueza, olvidan las razones para las que están y se
convierten en los principales valedores de los delincuentes (o presuntos
según los casos).
Es la "doctrina" establecida por el Fiscal
General del Estado, que más bien parece el fiscal del Gobierno y que
actúa a su dictado. Ciertamente, el Fiscal General del Estado ha de
acutar cuando el Gobierno se lo pide, pero no para hacer lo que aquel le
diga, sino para dar su opinión juridica a la luz de la ley. El señor
Torres-Dulce, que solo es dulce para algunos, pero muy severo para con
otros, se cree en el deber de adular y hacer seguidismo de los deseos
del Gobierno en vez de ser un verdadero fiscal al servicio del interés
público.
Con fiscales así nos podríamos ahorrarnos esta
carrera: valdría con las acusaciones particulares y asunto concluído,
pero mientras tanto bueno sería que las asociaciones de jueces,
fiscales, abogados, etc. se pronunciasen al respecto. Y lo mismo la
ciudadanía, porque si la administración de justicia falla por ese gozne
tan importante, ¿como confiarán los ciudadanos en dicha administración?.
Cada vez está más claro que la justicia (como valor moral) es una cosa y
los que "entienden" en ella son otra.
L. de Guereñu Polán.
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