jueves, 6 de junio de 2013

Fiscales sospechosos

Eso de que los fiscales, en vez de actuar en nombre del ministerio público acusando, se conviertan en defensores de los delincuentes (o presuntos en cada caso) resulta irrisorio, preocupante y sospechoso. No he visto a ningún fiscal oponerse al auto de un juez, menos a una sentencia, que condene a un ladrón de gallinas o de bicicletas por la pena que se le haya impuesto. Pero si se trata de un banquero -en el caso al que me refiero no tiene ni idea de finanzas- entonces sale el fiscal recurriendo la decisión del juez del encarcelamiento del delincuente señor Blesa.

Ya ocurrió durante la única noche en prisión que pasó el banquero de nombre pero apropiador de hecho: el fiscal se convirtió en abogado defensor y tuvo que ser la acusación particular, que en este caso no es el mejor ejemplo de acusación, la que se moviese.

No es el único caso: hay otros en los que los fiscales, si se trata de personas influyentes, se mueven a su favor, sacan fuerzas de flaqueza, olvidan las razones para las que están y se convierten en los principales valedores de los delincuentes (o presuntos según los casos).

Es la "doctrina" establecida por el Fiscal General del Estado, que más bien parece el fiscal del Gobierno y que actúa a su dictado. Ciertamente, el Fiscal General del Estado ha de acutar cuando el Gobierno se lo pide, pero no para hacer lo que aquel le diga, sino para dar su opinión juridica a la luz de la ley. El señor Torres-Dulce, que solo es dulce para algunos, pero muy severo para con otros, se cree en el deber de adular y hacer seguidismo de los deseos del Gobierno en vez de ser un verdadero fiscal al servicio del interés público.

Con fiscales así nos podríamos ahorrarnos esta carrera: valdría con las acusaciones particulares y asunto concluído, pero mientras tanto bueno sería que las asociaciones de jueces, fiscales, abogados, etc. se pronunciasen al respecto. Y lo mismo la ciudadanía, porque si la administración de justicia falla por ese gozne tan importante, ¿como confiarán los ciudadanos en dicha administración?. Cada vez está más claro que la justicia (como valor moral) es una cosa y los que "entienden" en ella son otra.
L. de Guereñu Polán.

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