Lo difícil que es meter a un rico en la cárcel
Leí una vez (pero no me acuerdo donde) que las instituciones son
conservadoras, por eso es comprensible la ideología anarquista, contra
todo poder y toda ley impuesta en nombre del Estado (otra cosa es
aceptar o no esta idea). En los regímenes donde no hay garantías
jurídicas nada hay que decir, pero en las democracias también es muy
difícil que un rico vaya a la cárcel por varias razones: en primer lugar
porque dispone de dinero para comprar voluntades y decisiones; pero
aunque jueces y fiscales fuesen honestos siempre, los ricos disponen de
dinero para comprar influencias, dilaciones, olvidos, conseguir
prescripciones que sus abogados, en la maraña procesal y legal de toda
sociedad compleja, conocen perfectamente.
Además los ricos
disponen de medios para burlar la justicia, para evadir impuestos, para
ocultar crímenes, para comprar sicarios, para ofrecer cabezas de turco,
para mentir con más garantías que el resto de los mortales. Incluso
muchas leyes han sido hechas por ricos o por personas al dictado de
ricos, con lo que siempre habrá una salida para uno de los mencionados
en apuros.
Es verdaderamente extraño que el padre de don
Rodrigo Rato estuviese en la cárcel durante el franquismo: debió de
enemistarse con algún preboste del régimen porque de lo contrario sería
difícil que hubiese pasado por aquel trance (obviamente por haber
delinquido notablemente). El señor Fabra, expresidentes de la Diputación
de Castellón no está en la cárcel porque el sistema judicial no quiere,
pues razones hay sobradas para que durmiese a la sombra. Hay también
excepciones, como la de don Mario Conde, banquero afortunado que hizo de
la suyas y entró en prisión, aunque no lo suficiente a juzgar por sus
muchas tropelías. Ahora se “luce” en cadenas de televisión de poco
prestigio.
El señor Blesa está en la cárcel, pero ya veremos
por cuanto tiempo, pues tiene al fiscal como abogado defensor de su
causa, lo que ya es raro y sospechoso. El señor Bárcenas, en cambio, se
pavonea por las calles elegantes de Madrid, esquía aquí y allá, se burla
del país pero no ha sido condenado, por ejemplo, por el Presidente del
Gobierno: él sabrá por que. El expresidente de la patronal está en la
cárcel, señor Díaz Ferrán, pero es que sus crímenes claman a cielo. No
apostaría nada por la duración de su reclusión, pues sus abogados están
buscando la manera de influir aquí y allá para que vuelva a tomar el sol
con sus muchos millones robados.
Don Arturo Fernández,
vicepresidente de la patronal española y que ha delinquido en materia de
contratación de trabajadores, anda callado por si las moscas. No creo
entre en la cárcel por tal “menudencia”. Tampoco creo que entre en
prisión el arruinador de Bankia, don Rodrigo Rato, complicado incluso en
una estafa de altura arruinando a muchos pequeños ahorradores con
cuentas “preferentes” (para él, claro). El señor Botín, uno de los más
ricos de España, creo que tiene unos cincuenta pleitos abiertos en
varios juzgados, pero como si tal cosa. El señor Urdangarin las ha hecho
muy gordas como todo el mundo sabe, pero no está en la cárcel, conserva
un cuantioso patrimonio y goza del favor real (del rey, me refiero, que
lo encubrió cuando supo en lo que andaba mandándolo a Estados Unidos).
Aquel Gil alcalde de Marbella estuvo muy poco tiempo en la cárcel, y
eso que la naturaleza de sus delitos era máxima, como tampoco parece
vaya a estar en prisión el causante de la muerte de una persona, el
toreador Ortega Cano, que ha demostrado saber torear a los astados de
igual manera que a los jueces. El futbolista Messi ¿alquien cree que va a
entrar en prisión por haber defraudado al fisco nada menos que 4
millones de euros? ¡Con la cantidad de subsidios de desempleo que se
pagarían con ese dinero! Incluso es muy improbable que el expresidente
Aznar se siente ante un tribunal internacional por crímenes de guerra.
Fuera de España está el caso del señor Berlusconi, burlador de la ley
donde los haya. Su país es tan contradictorio y anárquico (en el peor
sentido de la palabra) como el nuestro. Así les van las cosas a los
italianos. Es realmente difícil ver a los ricos en la cárcel: o se hacen
mayores y no entran, o una enfermedad repentina les afecta, o han
pagado fianzas millonarias que nadie salvo ellos pueden pagar (nunca
entenderé esta figura legal) o mienten, o se encuentran con jueces
venales o váyase a saber por que, pero lo cierto es que hay muy pocos
ricos entre rejas. Mal para la sociedad, para un régimen democrático y
para todo país que quiera vivir justamente.
L. de Guereñu Polán.
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