No olvidemos a la policía
Por
suerte y por el bien hacer de varios ministros del Interior, la policía
española es hoy una organización profesionalizada al máximo, con un
nivel de eficacia excelente y que ha demostrado gran capacidad para los
difíciles cometidos que se le ha encomendado. Sus miembros, en general,
se han democratizado desde hace tiempo y forman parte de organizaciones
que están dispuestas a denunciar cualquier intento, por parte del
gobierno, de instrumentalización de la policía.
En el
encarcelamiento de los señores Díaz Ferrán y ahora del señor Bárcenas
(por citar solo los casos más notables de cacos a gran escala) ha tenido
una importancia decisiva la policía española, concretamente la Unidad
Central de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF). Como esta unidad
también investigó a la familia del expresidente Pujol, se expresó el
viejo nacionalista con cabreo: "La UDEF, la UDEF ¿que es eso de la UDEF?
Pues la que había destabarado los planes de un miembro de su familia
para enriquecerse impunemente.
También los jueces han tenido a
su disposición una enorme cantidad de pruebas facilitadas por las
serísimas investigaciones de la UDEF, tanto por medio de su brigada de
blanqueo de dinero como de la de investigación de delitos monetarios, la
de delincuencia económica y la de investigación tecnológica. Hay que
tener en cuenta que el señor Bárcenas está imputado por un sin número de
delitos de la más variada naturaleza, por lo que el esfuerzo policial
es de agradecer.
No tengo datos fehacientes, pero quizá los
ministros de Justicia y de Interior intentaron hasta donde les fue
posible evitar el encarcelamiento del señor Bárcenas mediante la
policía, pero esta ha demostrado que ha sabido zafarse de cualquier
presión y seguramente estaría dispuesta a denunciar cualquier ingerencia
del gobierno en su labor. Cuando todo el mundo tiene la vista puesta el
el juez, el fiscal y la acusación particular, bueno sería tener en
cuenta la callada labor de la policía, verdadero brazo de la ley para
que paguen también los poderosos.
L. de Guereñu Polán
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