¿Que revolución está vigente?
Creo con otros muchos que la única revolución que alumbró un mundo
nuevo fue la iniciada en Francia en 1789. La revolución soviética, por
contra, fracasó estrepitosamente a manos de una casta de burócratas y
dictadores, crueles y asesinos que masacraron a su pueblo masivamente.
No quiero decir que las razones para una revolución proletaria (con
participación de intelectuales y de pequeña burburesía) no estuvieses
justificadas ante las lacerantes injusticias de la Rusia de principios
del siglo XX. Pero la quiebra de la democracia soviética se produjo muy
pronto, una vez que la guerra civil fue favorable al ejérciro rojo. Las
purgas ya empezaron con Lenin, que tenía en su cabeza la idea de un
partido superpuesto al Estado. Contrariamente a todo principio de
elemental democracia, donde Estado y partidos son cosas distintas e
independientes. Por eso en la Rusia soviética la máxima autoridad no era
el Jefe del Estado, sino el Secretario del Partido Comunista, antiguo
partido bolchevique.
¿Que hubiera pasado si las posiciones que
se impusieran fuesen las de Kerensky y sus seguidores? Nada podemos
decir porque los mencheviques no triunfaron en aquella revolución de
1917; por lo tanto huelga toda especulación que no nos conduciría a
ninguna parte. Lo cierto es que décadas de comunismo en la Unión
Soviética no terminaron con sentimientos religiosos, deseos de
independencia, nacionalismos y emancipación cultural: los habitantes del
Turquestán son musulmanes: ¿como imponerles un régimen comunista tal y
como lo interpretaron los bolcheviques? Nada más contradictorio. Algunas
minorías nacionales tenían muy clara su personalidad: ucranianos, rusos
blancos, estonios, letonios, finlandeses, lituanos... ¿Como someterles
artificialmente a una dictadura en nombre de unas ideas que se
vulneraron de forma sistemática?
La revolución francesa, sin
embargo, está vigente: de ella nacieron las democracias que hoy existen,
sometidas al capitalismo, es cierto, pero donde la libertad de
expresión, la libertad religiosa, la libertad de prensa, los derechos
individuales y otros elementales están protegidos. Cuando se vulneran
existen mecanismos más o menos perfectos para que el Estado se someta a
la ley. La revolución francesa, que tuvo una vertiente política y otra
social, no fue sin embargo una revolución económica, pues la economía
siguió en manos de los mismos o de sus herederos más conspícuos. Esto es
lo que duele a muchos que aspiramos a una revolución más profunda, más
democrática, más verdadera, que nivele a los individuos por sus méritos,
capacidades y necesidades, no por la estirpe o el dinero.
Cuando en Francia estallaron las primeras "revoluciones" (así se
percibió por los contemporáneos) ya se había producido el
establecimiento del liberalismo en las colonias atlánticas de Gran
Bretaña, ya existía un sentimiento revolucionario ampliamente extendido
en Suiza, en Bélgica, en Grecia (aún si ser independentes estas dos) en
Holanda, en Renania, donde la prensa y las Universidades jugaron un
papel dinamizador de las ideas de libertad. Esta es la revolución que
está en marcha, con contradicciones, con avances y retrocesos, con
decepciones graves, con limitaciones evidentes. Otra revolución que haya
conseguido permanecer en el tiempo ¿donde está que no se la ve?
Cualquiera otra ha sido víctima de sus quimeras, de su barbarie y de sus
dirigentes.
L. de Guereñu Polán.
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