miércoles, 5 de junio de 2013

¿Se aviene don Mariano a razones?

Aunque no me fío, lo cierto es que el Presidente, atrapado en mil casos de corrupción y sin saber que hacer con el país, que no sea beneficiar a sus amigos, lo cierto es que parece va a aceptar las propuestas que se le vienen repitiendo desde la oposición de izquierdas de acuerdo con las políticas que España llevaría conjuntamente a la Comisión Europea con Italia y Francia (solo cuando en estos dos países ha empezado a gobernar la izquierda parece que será posible).

Medidas de ayuda a las pequeñas y medianas empresas, para lo que hay recursos disponibles en la Unión Europea y a las que hasta ahora se ha negado la señora Merkel; medidas de estímulo al empleo juvenil, de la misma forma que se está haciendo en Alemania, Dinamarca, Holanda y Bélgica; la necesidad de la unión bancaria para que una misma legislación venga a involucrar a todos los bancos europeos en materia de controles estatales, créditos y la recapitalización directa, de manera que las ayudas a los bancos no repercutan en el cálculo de la deuda de cada país, etc.; que el Banco Central Europeo adopte medidas para facilitar el crédito a pequeñas y medianas empresas, que son en España la inmensa mayoría y las que más empleo dan (aunque también las que más defraudan a la Seguridad Social); conseguir la flexibilización en el objetivo del déficit, lo que permitirá destinar recursos nacionales al crecimiento, a los servicios sociales, son algunas de las medidas que el Gobierno podrá llevar pactadas con la oposición, lo que tiene un importante significado político.

Tendremos que ver la reacción de Alemania y los paises del norte, cuyas economías, más saneadas que las del resto de Europa, les hacen ver las cosas de otra manera, en lo que hay un claro déficit comunitario, pues sigue pesando mucho más el interés nacional que el de la Unión en su conjunto. Ello es una muestra de la dificultad en la construcción de la Unión Europea, por lo que no es extraño el aumento de los escépticos (aunque en su mayoría parten de la Europa conservadora) entre europeos progresistas, que consideran que la Unión no puede ser un fin en sí mismo, sino un medio para una mayor integración, solidaridad y lucha contra las desigualdades. Estamos lejos de esto y no es extraño que cunda el desánimo, pero si el torpe de don Mariano supiese defender bien el pacto al que se llegase en España algo se habría avanzado.
L. de Guereñu Polán.

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