¿Se aviene don Mariano a razones?
Aunque no me fío, lo cierto es que el Presidente, atrapado en mil casos
de corrupción y sin saber que hacer con el país, que no sea beneficiar a
sus amigos, lo cierto es que parece va a aceptar las propuestas que se
le vienen repitiendo desde la oposición de izquierdas de acuerdo con las
políticas que España llevaría conjuntamente a la Comisión Europea con
Italia y Francia (solo cuando en estos dos países ha empezado a gobernar
la izquierda parece que será posible).
Medidas de ayuda a las
pequeñas y medianas empresas, para lo que hay recursos disponibles en
la Unión Europea y a las que hasta ahora se ha negado la señora Merkel;
medidas de estímulo al empleo juvenil, de la misma forma que se está
haciendo en Alemania, Dinamarca, Holanda y Bélgica; la necesidad de la
unión bancaria para que una misma legislación venga a involucrar a todos
los bancos europeos en materia de controles estatales, créditos y la
recapitalización directa, de manera que
las ayudas a los bancos no repercutan en el cálculo de la deuda de cada
país, etc.; que el Banco Central Europeo adopte medidas para facilitar
el crédito a pequeñas y medianas empresas, que son en España la inmensa
mayoría y las que más empleo dan (aunque también las que más defraudan a
la Seguridad Social); conseguir la flexibilización en el objetivo del
déficit, lo que permitirá destinar recursos nacionales al crecimiento, a
los servicios sociales, son algunas de las medidas que el Gobierno
podrá llevar pactadas con la oposición, lo que tiene un importante
significado político.
Tendremos que ver la reacción de Alemania
y los paises del norte, cuyas economías, más saneadas que las del resto
de Europa, les hacen ver las cosas de otra manera, en lo que hay un
claro déficit comunitario, pues sigue pesando mucho más el interés
nacional que el de la Unión en su conjunto. Ello es una muestra de la
dificultad en la construcción de la Unión Europea, por lo que no es
extraño el aumento de los escépticos (aunque en su mayoría parten de la
Europa conservadora) entre europeos progresistas, que consideran que la
Unión no puede ser un fin en sí mismo, sino un medio para una mayor
integración, solidaridad y lucha contra las desigualdades. Estamos lejos
de esto y no es extraño que cunda el desánimo, pero si el torpe de don
Mariano supiese defender bien el pacto al que se llegase en España algo
se habría avanzado.
L. de Guereñu Polán.
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