Un buen libro
Hace un par de años que se ha editado el catálogo de una exposición
organizada hace ya algún tiempo por la Fundación Largo Caballero. En él
se pone de manifiesto el esfuerzo realizado por el Ministerio de la
Guerra durante la segunda República española. En dicho catálogo se
aprecian dos aspectos fundamentales: la reforma del ejército para
hacerlo más profesional y reorganizarlo durante la guerra de 1936 una
vez que parte de la oficialidad se sublevó contra el orden democrático.
El título del catálogo es "Ministerio de la guerra (1931-1939). Tiempos
de paz, tiempos de guerra" y es obra de varios autores bajo la
dirección de Manuela Aroca Mohedano (2011).
Hasta tal punto las
dificultades fueron insalvables durante los años de paz de la II
República que un golpe de estado (fallido) tendría lugar en agosto de
1932. El protagonista del mismo, como es sabido, fue condenado a muerte y
luego dicha pena conmutada por la de cadena perpetua, pero el gobierno
conservador radical-cedista lo amnistiaría, con lo que intentó sumarse a
la sublevación militar de 1936: el general Sanjurjo murió en un
accidente de aviación solo despegar de Lisboa.
La indisciplina
en el ejército -algo totalmente aberrante en dicha institución- se ha
manifestado en la historia de los dos últimos siglos de España en
múltiples ocasiones: tanto para instaurar un régimen conservador o
absolutista como para establecer el liberalismo. En el siglo XX las dos
experiencias golpistas contra el poder civil llevaron a sendas
dictaduras bien conocidas.
Durante la guerra de 1936 el
Ministerio de la Guerra tuvo que hacer frente a la indisciplina de los
anarquistas, así como a otros milicianos que fueron renuentes a
integrase en la disciplina del ejército republicano. Durante los
gobiernos de Largo Caballero y Juan Negrín se dieron pasos importantes
en orden a aquella unidad de acción de la que careció el ejército
republicano durante buena parte de la guerra.
El libro del que
aquí hablo, y que recomiendo por su calidad y por las diferentes
aportaciones con las que cuenta, muestra un aspecto de nuestra historia
que habla de lucha, del intento de contraponer una fuerza suficiente al
fascismo entonces triunfante en Europa.
L. de Guereñu Polán.
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