jueves, 6 de junio de 2013

Un burócrata poco exitoso

La mucha experiencia política acumulada por don Joaquín Almunia no le ha servido para aplicar las medidas más adecuadas a poblaciones europeas como la griega, por ser el caso más patente de depauperación. Había sido Comisario de Economía de la U.E. durante cinco años, manejando una serie de datos y disponiendo de personal se supone que especializado en economía, pero otra cosa es para que se usa esa información y que ideología tiene ese personal. 

Estar bajo la dirección de un conservador como Durâo Barroso quizá ha perjudicado a nuestro hombre, pues el portugués no cumple en la U.E sino un papel subsidiario del Consejo de Ministros y tiene la vista puesta en la Europa conservadora a la que representa. Decir "Europa conservadora" es poco: coincide con la Europa de los grandes negocios, las grandes trampas y las grandes estafas. A las pruebas me remito acerca del comportamiento de europeos al frente del FMI, al frente de bancos ingleses, franceses, alemanes, españoles, portugueses, griegos, norteamericanos, etc. 

De su pasado sindicalista parece no ha quedado gran cosa en el señor Almunia, que debe de ver a los sindicatos como algo obsoleto y sin representatividad suficiente. A finales de los años setenta la Unión General de Trabajadores le tuvo entre los suyos para temas económicos. La política que hizo dicha central sindical en aquellos años y la que haría durante los mandatos socialistas en España, dista mucho de lo que el señor Almunia representa hoy: un borócrata sin personalidad política, que ha renunciado a las señas de identidad socialista que en su momento tuvo y demostró.

Como diputado socialista en el Congreso votó muchas leyes que nada tienen que ver con sus posturas actuales, como la generalización de la sanidad a todo español y la universalización de la educación primaria y secundaria, servicios donde el Estado gastó enormes cantidades de dinero por la sencilla razón de que hacía falta. Todo lo contrario es lo que piensa el señor Almunia ahora. Ya en las primeras elecciones primarias que se celebraron en el seno del Partido Socialista el señor Almunia fue derrotado en competencia con el señor Borrel, que ha sido siempre mucho más fiel al ideario socialista y tenía -a mi entender- mayor capacidad de comunicación y liderazgo político. El paso de Almunia por la secretaría general del PSOE no sirvió para que este se reforzase, aunque demostró honestidad y capacidad para reconocer los errores, cosa que no estoy seguro haga ahora.

Cuando fue Ministro de Trabajo en España nunca defendió medidas como las que orientó para que se aplicasen a Grecia y, en general, a los países de la U.E. que están en recesión económica, que son casi todos. Las medidas de austeridad, la condescendencia con el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, que ya no cumple la función para la que fue creado, su sometimiento al conglomerado que significa la burocracia de la U.E., que parece no tener ideología aunque sí la tiene, la de dejar hacer a los poderosos, la de no escuchar a los economistas independientes, a las Universidades, a los sindicatos, a las organizaciones cívicas... ¿O es que la opinión de unos pocos bien pagados en Bruselas ofrece más garantía que todo un debate que desde Estados Unidos hasta Japón ofrecía alternativas a los muchos problemas que padece el mundo hoy?

L. de Guereñu Polán.



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