¿Cultura japonesa en el sector naval español?
El
sindicalismo japonés, como el norteamericano, tiene poco que ver con el
de larga tradición europea, donde estaba claro que los intereses de
patronal y trabajadores eran contrapuestos y, frecuentemente,
irreconciliables. Al ver y oir a los trabajadores españoles del sector
naval manifestarse y pronunciarse sobre las amenazas que se ciernen
sobre él me ha venido a la memoria el modelo japonés corporativo, según
el cual empresarios y trabajadores forman un todo indisoluble e
indistinguible. Es más, se suele promocionar a aquellos trabajadores que
menos combatividad demuestran, más sumisión, más compromiso con los
objetivos marcados por la patronal. Como este "ejemplo" fue seguido por
muchos empleados desde el año 1946 (una vez terminada la segunda guerra
mundial) la forma más eficaz de lucha entre los trabajadores japoneses,
al menos en las grandes corporaciones industriales, es la huelga "a la
japonesa", es decir, trabajar más, producir más y así provocar
desajustes en los precios (generalmente hundimiento de los mismos al
haber exceso de oferta).
Oir hablar a los trabajadores del
sector naval que hay que salvarlo, sin otro discurso distinto que el de
la patronal, que tiene sus cuentas de beneficios bien forradas, es no
solamente la negación del sindicalismo clásico sino una trampa de la que
tarde o temprano se pagarán las consecuencias (los trabajadores,
claro). No son las instituciones públicas ni el Estado los enemigos de
los intereses obreros, son las políticas empresariales que equivocan sus
estrategias, no reinvierten sus beneficios, abandonan los "input"
directamente relacionados con la renovación técica (se suele decir
tenológica) y no atienden a las demandas de I+D+i que tan buenos
resultados han dado en los países más ricos.
Los beneficios
fiscales que las instituciones europeas hayan establecido para quienes
inviertan en el sector naval (como en otros) no pueden ser la excusa
para plantear un órdago a dichas instituciones por parte de la patronal
(que bien se ha beneficiado de dichos beneficios fiscales) y menos para
que los trabajadores, como si de los mismos intereses se tratase,
secunde a dicha patronal. Estos trabajadores debieran -creo yo- analizar
con mucho tiento donde están los problemas del sector, en que medida se
les llama o no para la toma de decisiones, en que medida cuentan cuando
se trata de inversiones, en que medida participan en los beneficios de
las empresas y en que medida su opinión es tenida en cuenta para la
creación de empleo en el sector. Otra cosa es seguir el modelo japonés,
muy eficaz económicamente, pero que ha llevado a la negación del
sindicalismo de clase europeo, el que verdaderamente ha conseguido
mejoras sociales a lo largo de más de un siglo.
L. de Guereñu Polán.
1 comentario:
la huelga a la japonesa es un mito. No ha existido jamás.
Por otra parte lo que dices del sector naval no tiene sentido. A finales del siglo XX (suena a viejo dicho así, pero fue hace poco más de 10 años) los astilleros dejaron de tener plantilla propia. Todo se hace con empresas auxiliares las cuales se contratan para trabajos muy concretos. No tienen vinculación con el astillero imposible identificarse con la empresa.
Yo he trabajado con japoneses y están hasta los guevos de la empresa y de su forma de trabajar. Pero no hay alternativa. Son así todas las empreas: paternalistas y sin capacidad de reacción. Lo que aquí llamamos viejunas
Publicar un comentario