Cuando la oposición considera que el Gobierno
debe ser sustituido sin necesidad de unas elecciones anticipadas, puede
presentar una moción de censura, que para sustanciarse no es necesario contar
más que con la décima parte de los diputados (35) y presentar un candidato
alternativo a la
Presidencia del Gobierno.
Es evidente que el Partido Socialista –y solo
él- reúne por sí mismo las condiciones para presentar una moción de censura; el
resto de los partidos de la oposición necesitarían agruparse en torno al
Partido Socialista o tres de ellos siempre que dos fuesen Convergencia e Izquierda
Unida; de no ser así necesitarían agruparse cuatro o más partidos para reunir
los 35 diputados necesarios.
Es también evidente que la moción de censura
saldría derrotada, pues es previsible que el Partido Popular, con mayoría
absoluta en el Congreso, no presentaría fisuras ante el cúmulo de
irregularidades en que está metido. Por lo tanto la moción de censura, en las
circunstancias actuales, solo tendría un sentido: hacer comparecer al
Presidente del Gobierno (que no quiere hacerlo) para debatir sobre lo divino y
lo humano, por lo tanto sobre la corrupción política, económica, sobre
cuestiones de política general, sobre el paro, la crisis bancaria, la política
de vivienda, etc.
Si el Partido Socialista decidiese presentar
una moción de censura tendría que presentar un candidato alternativo al actual
Presidente. Dicho candidato estaría condenado al fracaso y así se haría ver por
los medios de comunicación. El Gobierno, en sus intervenciones, insistiría más
en este asunto que en cualquier otro, sabida la zafiedad de don Mariano y los
suyos. También insistirían los medios en la inutilidad de la moción de censura
para lo que está concebida en la Constitución, lo que quizá desgastase ante la
opinión pública más al Partido Socialista que al Gobierno.
Vamos al debate: hay partidos en el Parlamento
que no desaprovecharían la ocasión para criticar tanto al Gobierno como al
Partido Socialista (y no hace falta que sea más explícito) con lo que este
último tendría dos frentes abiertos por el solo rédito de hacer comparecer al
Presidente, que seguramente intervendría lo mínimo haciendo que el “candidato”
socialista se devanase los sesos presentando un programa de gobierno sin
posibilidad de ser aplicado.
Por todo ello ¿tiene sentido una moción de
censura para los intereses del Partido Socialista? En mi opinión no. ¿Tiene
sentido para el país? Tampoco en la medida en que no conduciría a un cambio de
gobierno. Solo valdría para desgastar al actual, pero con los riesgos que he
expuesto, y creo que el Gobierno está muy desgastado moralmente ante la opinión
pública; solo falta que dentro de dos años esté hundido y se abra paso a una
nueva mayoría de izquierdas.
L. de Guereñu Polán.
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