Es la hora de la unidad
No
me refiero a la unidad de la izquierda, sino de todos los partidos que
estén contra la corrupción que ha embadurnado a las instituciones, las
más poderosas empresas, altos cargos del Estado, banqueros y
responsables políticos de diversos niveles. No estoy convencido de que
una moción de censura sea lo más conveniente para el Partido Socialista
-como principal partido de la oposición- para el país y para la
democracia española, pero si se ha tomado esta decisión ahora es el
momento de que todos los partidos democráticos se muestren unidos para
hacer comparecer al Presidente del Gobierno en el Congreso de los
Diputados: justo lo que no quiere hacer. Podría ser que huyese por
vergüenza, por incapacidad para afrontar la comparecencia, por temor...
No lo quiere hacer por chulería, porque no cree en la democracia, porque
no da importancia al momento de enorme peligro que vive la democracia
española.
El que ha crecido políticamente a la sobra de un
franquista convicto y confeso, el que nunca ha condenado los crímenes
del franquismo mostrándose complaciente con ellos, el que es partidario
de "resistir" antes de dar solución a los graves problemas que padecen
millones de españoles, el que se burla de los periodistas cada semana,
el que tiene en menos al Parlamento, sede de la soberanía nacional, el
que ha estado siempre rodeado de delincuentes, fiel a lo que aprendió de
aquel viejo franquista ya fallecido, ese mismo ha de comparecer ahora
sin quererlo, a contrapelo. Seguirá mintiendo, seguirá desviando la
atención sobre lo que realmente interesa: que España necesita una
regeneración antes de que se hunda definitivamente en la barbarie el
fango más absolutos.
No lo está aún porque hay millones de
españoles que trabajan día a día para recibir digmanente un salario,
porque hay millones de personas honradas que se muestran escandalizadas
por lo que ocurre en el partido que gobierna y en el propio Gobierno de
España. Si además de la moción de censura el Presidente de Andalucía
tuviese la gallerdía de dimitir ante el mínimo asomo de sospecha por sus
responsabilidades en los expedientes de regulación de empleo; si los
dirigentes de Convergencia y de Unió -por separado y juntos- tuviesen la
gallardía de rendir cuentas con dimisiones ante los ciudadanos, si todo
cuanto cargo público encausado, sospechoso, imputado o acusado se
prestase a la unidad que hoy necesita el país, otro gallo nos cantara.
No espero tanta generosidad, pero al menos espero que el pais recoja
con esperanza el debate de la moción de censura que parece se va a
presentar para que un presidente chantajeado, cómplice, anclado en
fórmulas antidemocráticas, benévolo con la corrupción, coreado por sus
pajes y cortesanos, tenga que hablar en el Parlamento "con luz y
taquígrafos". Le veremos huir con la palabra, maledicente, mentiroso,
porque no sabe hacer otra cosa... Pero toda Europa, quizá todo el mundo,
le vea en su verdadera catadura.
L. de Guereñu Polán.
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