martes, 16 de julio de 2013

Es la hora de la unidad

No me refiero a la unidad de la izquierda, sino de todos los partidos que estén contra la corrupción que ha embadurnado a las instituciones, las más poderosas empresas, altos cargos del Estado, banqueros y responsables políticos de diversos niveles. No estoy convencido de que una moción de censura sea lo más conveniente para el Partido Socialista -como principal partido de la oposición- para el país y para la democracia española, pero si se ha tomado esta decisión ahora es el momento de que todos los partidos democráticos se muestren unidos para hacer comparecer al Presidente del Gobierno en el Congreso de los Diputados: justo lo que no quiere hacer. Podría ser que huyese por vergüenza, por incapacidad para afrontar la comparecencia, por temor... No lo quiere hacer por chulería, porque no cree en la democracia, porque no da importancia al momento de enorme peligro que vive la democracia española.

El que ha crecido políticamente a la sobra de un franquista convicto y confeso, el que nunca ha condenado los crímenes del franquismo mostrándose complaciente con ellos, el que es partidario de "resistir" antes de dar solución a los graves problemas que padecen millones de españoles, el que se burla de los periodistas cada semana, el que tiene en menos al Parlamento, sede de la soberanía nacional, el que ha estado siempre rodeado de delincuentes, fiel a lo que aprendió de aquel viejo franquista ya fallecido, ese mismo ha de comparecer ahora sin quererlo, a contrapelo. Seguirá mintiendo, seguirá desviando la atención sobre lo que realmente interesa: que España necesita una regeneración antes de que se hunda definitivamente en la barbarie el fango más absolutos.

No lo está aún porque hay millones de españoles que trabajan día a día para recibir digmanente un salario, porque hay millones de personas honradas que se muestran escandalizadas por lo que ocurre en el partido que gobierna y en el propio Gobierno de España. Si además de la moción de censura el Presidente de Andalucía tuviese la gallerdía de dimitir ante el mínimo asomo de sospecha por sus responsabilidades en los expedientes de regulación de empleo; si los dirigentes de Convergencia y de Unió -por separado y juntos- tuviesen la gallardía de rendir cuentas con dimisiones ante los ciudadanos, si todo cuanto cargo público encausado, sospechoso, imputado o acusado se prestase a la unidad que hoy necesita el país, otro gallo nos cantara.

No espero tanta generosidad, pero al menos espero que el pais recoja con esperanza el debate de la moción de censura que parece se va a presentar para que un presidente chantajeado, cómplice, anclado en fórmulas antidemocráticas, benévolo con la corrupción, coreado por sus pajes y cortesanos, tenga que hablar en el Parlamento "con luz y taquígrafos". Le veremos huir con la palabra, maledicente, mentiroso, porque no sabe hacer otra cosa... Pero toda Europa, quizá todo el mundo, le vea en su verdadera catadura.
L. de Guereñu Polán.

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