La democracia no ha servido para regenerar el país
Tras
una dictadura larguísima como la franquista en España, donde las
corruptelas eran cosa de todos los días, el régimen democrático se
empeñó en descentralizar el estado, liberalizar la economía, establecer
los derechos individuales, aprobar una Constitución, fortalecer los
partidos políticos y sindicatos, separar los poderes del Estado, mejorar
las rentas de los españoles, disciplinar al ejército al tiempo que se
profesionalizó, extender la educación universal hasta los dieciseis
años, igual la sanidad pública y gratuita (hoy en peligro), integrar a
España en Europa... pero los vicios del franquismo, la picaresca en el
peor sentido de la palabra, los "favores" a las empresas adjudicatarias
de contratos, la especulación del suelo, la degradación de la costa, el
deterioro del medio ambiente, la inmoralidad pública en general no se
han corregido. Ha habido momentos de mayor sensibilidad hacia estos
temas pero el problema de fondo está sin resolver.
En primer
lugar nunca se abordó en serio una ley de incompatibilidades draconiana
que acabase con componendas y miramientos. Aquí sigue habiendo quien
puede cobrar dos y tres sueldos suculentos, máxime políticos, directivos
de grandes empresas públicas y privadas, etc. Aquí siguen sin
castigarse ejemplarmente los casos de cohecho, prevaricación, corrupción
en general. Se tiene de la moral pública una idea desfasada y pacata.
No es un problema de las elites; es un problema de la población en
general: el "si yo pudiese también lo haría", o el "otro más" referido
al buque Prestige, en vez del "nunca más" heroico y ejemplar se han oído
repetidas veces entre vecinos humildes, profesionales medianos y altos
dignatarios.
Los empresarios son los que más defraudan al
fisco, desobedecen a la Seguridad Social, contratan fraudulentamente a
los trabajadores, explotan inmisericordemente; la Administración pública
ha mejorado en el trato a los ciudadanos en sus cuadros inferiores,
pero sigue siendo lenta, pesada e injusta en la resolución de asuntos
antes de la vía judicial. El Defensor del Pueblo ha sido, en general, un
organismo que no ha cumplido con la misión que se le encomendó, plagado
de burocracia y formalismos, pero sin capacidad resolutiva. ¿Que
Defensor del Pueblo se ha destacado por poner el solfa al ejecutivo, por
ejemplo?
Solo una parte de la judicatura se ha creído lo de la
democracia, aquella parte que ya estaba convencida antes de 1975. Hay
otra parte que ve con recelo que sea el Parlamento quien elija a los
miembros del Poder Judicial, quiere que sean las corporaciones de jueces
y fiscales, los abogados por medio de sus colegios profesionales,
organismos sin representatividad en comparación con el Parlamento,
verdadera sede de la soberanía nacional. A la democracia española le
falta algo fundamental: le falta moralidad, le falta honestidad, le
faltan medidas drásticas que rompan con todo atisbo de corrupción, de
dádiva, de favor o de condescendencia con la venalidad. Mientras no se
corrija esto se podrá mejorar economicamente, se podrán hacer reformas
institucionales, pero el alma de España seguirá siendo un lodazal en el
que se revolcarán los más "listos", los más perversos, los dueños del
país.
L. de Guereñu Polán.
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