domingo, 15 de septiembre de 2013

125 años desde la fundación de la UGT

Casa del pueblo de Vigo
Ya que es costumbre recordar ciertas fechas cuando estas se refieren a efemérides, bueno será tener en cuenta que se cumplen este año 125 desde que se fundara la Unión General de Trabajadores, la primera central sindical española, que estaba llamada a cubrir páginas extraordinarias en la lucha de los trabajadores organizados por sus mejoras en lo laboral y en lo político.

Unos pocos entre los que se encontraba Pablo Iglesias fundaron en Barcelona, en 1888 la UGT, mientras asistían a la Exposición Universal de esa ciudad. España vivía bajo el régimen de la restauración monárquica desde hacía quince años y ya se habían puesto de manifiesto las limitaciones de las clases dirigentes del país para democratizarlo: ni sufragio universal, ni derechos sociales... pero sí un caciquismo galopante que no era sino continuación del desarrollado durante el siglo. La Unión General de Trabajadores se fue diversificando según se incoporaron a ella mineros, ferroviarios, trabajadores de las artes blancas, carreteros, obreros de las industrias textiles, del sector metalúrgico, del campo, del comercio... Así se llegará a la "semana trágica" de 1909, donde la UGT tuvo una participación activa contra la guerra de Marruecos. Luego en 1917, siendo una de las organizaciones convocantes de la gran huelga general por el encarecimiento de los productos de primera necesidad.

En 1919 se conseguirá la jornada laboral de 8 horas, vieja reivindicación del movimiento obrero internacional y español y, a partir de 1923, la época más controvertida con la aceptación de Largo Caballero de la dictadura primorriverista, hasta el punto de que fue nombrado Consejero de Estado. La oposición de otros dirigentes socialistas pone de manifiesto que ya existían diversas sensibilidades en la UGT, pero Largo Caballero, procedente del sector más popular de la sociedad, quiso ante todo garantizar la sobrevivencia de la UGT, lejos de las persecuciones de que era objeto la CNT, por ejemplo.

En la guerra civil los locales de la UGT se convirtieron en centros para el reclutamiento de milicianos que defenderían la República, así como de comités engargados de auxiliar a la población más necesitada. El exilio forjó a grandes sindicalistas y dirigentes obreros que ya habían desempeñado una labor importantísima en España: el citado Largo Caballero, Trifón Gómez, Anastasio de Gracia, Pascual Tomás, González Peña, Rodolfo Llopis... A estos hay que unir aquellos que dirigieron la UGT en los primeros tiempos: García Quejido, Josep Comaposada, Basilio Martín, Luis Zurdo, Pablo Iglesias... Justo es recordar a Tomás Centeno, asesinado por las fuerzas de seguridad franquistas en Madrid en 1953: no fue en una refriega, ni en la ladera de una montaña, ni huyendo de nadie, sino en los calabozos de la policía.

Con la restauración de la democracia a partir de la Constitución de 1978 se consiguió el Estatuto de los Trabajadores en 1980, llegando durante dicha década a ser la UGT la primera organización sindical de España. En el año 1986 se consiguió que el Estado devolviese el patrimonio sindical usurpado por el franquismo y ya a finales de dicha centuria tuvo que oponerse la UGT a los tecnócratas que se habían hecho dueños del Gobierno socialista de Felipe González. Hoy, sindicato de servicios como otros, las reivindicaciones van más dirigidas hacia el Estado que contra la patronal, responsable de tantos desmanes en las desgracias de los asalariados. En 2011 la UGT consiguió, junto con otros sindicatos, un acuerdo sobre pensiones que el Gobierno actual está vulnerando. La negociación colectiva, viejo logro del sindicalismo español, está ahora también en peligro.

Personajes como García Duarte y Nicolás Redondo han venido a completar la nómina de todos aquellos que dirigieron la UGT a lo largo de estos 125 años, y que aquí no pueden ser citados en su totalidad. Que el aniversario sirva para cobrar nuevos bríos, para que todo socialista se sienta obligado a colaborar en la labor sindical allí donde se encuentre. El sector servicios mayoritario hoy en España, menos combativo que el secundario, explica la decadencia relativa de los sindicatos en nuestro país, pero la necesaria reconversión para los nuevos tiempos se impone si se quiere ser leal con todos aquellos que dieron su vida, su trabajo, sus ideales, por los logros de movimiento obrero.
L. de Guereñu Polán.

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