El federalismo del Partido Socialista
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"Toupeira" |
Desde
uno de sus congresos, en el año 1918, el Partido Socialista se declaró
federal para su organización interna, pero no para España. No eran
aquellos tiempos para andar con estas cosas. Ahora el Partido Socialista
-creo que a rebufo del PSC- PSOE- ha aprobado en Granada una resolución
que no parece definitiva, pero es un primer paso para abrir un debate
que a no dudar será delicado y debiera ser profundo.
España es
un país que se ha pasado buena parte de sus últimos siglos en estado
constituyente, con muchísimos textos constitucionales cada pocos años.
Treinta y cinco años después de la aprobación de la última Constitución,
la de 1978, se ve la necesidad de su reforma y sabido es que tal
reforma no satifará a casi nadie, pues ha de ser el acuerdo de partidos y
pareces muy distintos. Aquellos que pretenden una reforma
constitucional en profundidad -como yo- ya podemos irnos despidiendo y
contentarnos con lo que sea posible mejorar.
El Partido
Socialista propone la reforma del Senado para convertirlo en una cámara
de representación territorial, lo que viniendo de un partido de
izquierdas no parece coherente, ya que son los distintos intereses de
clase -y no las diferencias entre los habitantes de unos territorios y
otros- los que se deben ventilar en una cámara legislativa. Otra cosa es
que el Senado dejase de ser parte del poder legislativo, lo que no
queda claro en la propuesta del PSOE, porque sus funciones serían
discutir y orientar sobre lo deseable en materia de aquellas diferencias
y peculiaridades territoriales.
He dicho más de una vez que
la solución adoptada en la Constitución de 1978 sobre el llamado Estado
de las Autonomías fue un error, pues debió atenderse a las comunidades
donde existía un verdadero problema político (Cataluña y Euskadi) y
dejar pendiente para el futuro a las demás, esperando que pasase la
fiebre autonomista que invadió a todos en los años setenta y ochenta.
Creo también que nunca debieron transferirse las competencias en materia
de sanidad y educación, como no se hizo -y bien hecho- con la Caja
única de la Seguridad Social.
Otra de las propuestas del
Partido Socialista es revisar -y aquí el tema es delicadísimo- los
estatutos fiscales que tienen Euskadi y Navarra, los cuales fueron
consagrados en la Constitución de 1978 atendiendo a razones históricas y
políticas: las primeras debieron obviarse, pero reconozco que era
difícil hacerlo con las segundas. Es tiempo, no obstente, de volver
sobre el asunto. En cuanto a que cada comunidad autónoma pueda tener
distintas competencias según su grado de compromiso, no es una novedad,
pues ya se da en la actualidad y de hecho Euskadi tardó más que otras
comunidades en asumir las de sanidad.
Lo dicho es casi todo lo
que el Partido Socialista ha aprobado en Granada, lo cual no es mucho,
pero es cualitativamente muy importante y seguramente no contará con el
acuerdo del partido que hoy tiene el máximo apoyo electoral; quizá
tampoco el de los partidos nacionalistas de Euskadi y Cataluña. Por su
parte, el Partido de los Socialistas de Cataluña-PSOE (que este es su
nombre oficial) debe actuar con lealtad ante las propuestas que se están
haciendo y en las que supongo sus miembros habrán participado.
Yo no tengo muchas esperanzas en que el conflicto planteado por los
nacionalistas catalanes se solucione, aún con propuestas como esta,
máxime si tenemos en cuenta que enfrente están otros nacionalistas, los
españoles del Partido Popular, que tienen tanta visión de Estado como un
topo, aunque sí saben echar tierra sobre los problemas... que quedan
sin solución.
L. de Guereñu Polán.
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