sábado, 28 de septiembre de 2013

MINERIA Y SOCIEDAD 2


De los  4300 minerales naturales conocidos y los  270 que han sido utilizados por el hombre,  unos 60 tienen  importancia económica en el siglo XXI: hay 40 componentes minerales en un teléfono inteligente, 9 de los cuales son tierras raras.

De acuerdo con los más recientes estudios efectuados  por la Comisión Europea  hay 14 minerales  que tienen la categoría de “críticos” para nuestra industria; lo cual significa que por diferentes razones – sobre todo por alta concentración de su producción en países  que no pertenecen  a la UE- su disponibilidad o abastecimiento   no está garantizados  poniendo en grave riesgo nuestra forma actual de vida.

Aunque sea una obviedad las acumulaciones naturales de  minerales que pueden acabar convirtiéndose en una explotación minera están donde la naturaleza ha tenido a bien ponerlas y no necesariamente donde nos vendrían mejor. Por tanto, salvo si existe  un conocimiento exhaustivo de la geología de cualquier territorio, lo que no es frecuente,  una ordenación del mismo en función de los intereses cambiantes de  los hombres y sus sociedades: ubicaciones  urbanas, agricultura, espacios protegidos, herencia cultural, infraestructuras, etc. no puede hacerse  sin  el riesgo de cometer grandes errores a la hora de asignar o limitar determinados espacios a la actividad minera, porque rara vez esos espacios van a coincidir con las posibilidades reales de encontrar en ellos yacimientos  explotables.

Además, el proceso de investigación de un depósito lleva años, consume millones de euros y  menos del 1 % de esos proyectos  culminan con resultados positivos. Luego, con frecuencia, los mercados y los terremotos financieros ( las especulaciones) se encargan de frustrar la viabilidad económica de muchos de ellos, retrasando o impidiendo su puesta en marcha . Frecuentemente entre el comienzo de la investigación y la decisión de ir a delante con la explotación de una mina transcurren más de diez años, y varias décadas hasta su finalización y cierre. Este cierre, de acuerdo con la mentalidad y normas legales actuales de las sociedades modernas, pero solo en ellas,  debe terminar con una restauración y/ o mejor, con una rehabilitación y quizás reutilización de los huecos y los residuos  generados.

¿Podemos creer que es posible  compatibilizar la necesidad ineludible de la minería para  nuestra  sociedad de consumo y el cumplimiento del  sueño de lo que ahora de forma rutinaria  suele llamarse   desarrollo   “sostenible”?

Dr. Alfonso S. Gracia Plaza

Geólogo

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