domingo, 29 de septiembre de 2013

Salarios

Me refiero a los de los cargos públicos en España y, en general, en todo el mundo rico, porque lo de desarrollado es otra cosa. No veo la justificación para que el Presidente del Tribunal Supremo, por ejemplo, gane cerca de 200.000 euros al año, como así mismo el Presidente de las Cortes. No veo justificación para que se paguen dietas abultadísimas a los diputados y senadores, a los diputados de los parlamentos autónomos, a los alcaldes (los que las cobran) así como a los concejales, muchos de los cuales perciben remuneraciones que superan los 70.000 euros anuales. No veo justificado que se gaste tanto dinero en pagar a los cargos públicos, que han accedido a ello para realizar un servicio a la comunidad, no para hacerse ricos.

Sí se hacen ricos los miembros del Consejo General del Poder Judicial con los sueldos que perciben, y los altos cargos de la judicatura, y los ministros, consejeros de Estado y otros cargos por el estilo. Esos cargos tienen un plus en influencia y popularidad que les abren caminos inmediatamente después de haber cesado, como es el caso de la exministra Elena Salgado, el expresidente Felipe González, el expresidente Aznar (este es un caso patológico que merecería un artículo aparte), la exiministra Leire Pajín y otros por el estilo.

Si alguien se tomase la molestia de saber donde están muchos de nuestros anteriores cargos públicos vería que en suculentos puestos con suculentos sueldos, y no precisamente por su sabiduría, sino porque así está montado este tinglado. Es tal el cúmulo de influencias que han llegado a tener que son útiles a empresas privadas, consejos de administración y multinacionales.

Puede parecer que un salario de menos de noventa mil euros anuales brutos para el Presidente del Gobierno no es excesivo: pues yo creo que sí mientras en el país haya salarios de miseria, pensiones muy bajas, desempleados que se cuentan por millones. Y creo que son altas las dietas y pagos en especie que reciben diputados y senadores mientras haya tantas personas en España (que podemos cifrar en diez millones) que viven en el umbral de la pobreza o en el mismo epicentro de la pobreza; mientras haya tantos pequeños empresarios y autónomos que se las ven y desean para pagar sus impuestos, mucho más para poder sobrevivir con un poco de tranquilidad y decencia.

No es extraño ver que cuando un diputado ha estado ocho o diez años en el cargo luego adquiere un lujoso chalet, una imponente finca o es consejero de una caja de ahorros a la que se dispone a esquilmar embolsándose salarios de escándalo. Es en cambio muy extraño escuchar a un solo cargo público en España decir que, en efecto, hay que moderar sus salarios notablemente porque hay muchos necesitados en el país que podrían ver aliviada su situación si el Estado no despilfarrase tantos recursos.

Junto con esto una política fiscal verdaderamente progresiva, directa, que afectase a las rentas de más de 40.000 euros al año, es decir, una parte de la clase media se vería involucrada en tener que pagar más, subiendo el tipo impositivo al sesenta y cinco o setenta por ciento de la base imponible para las grandes fortunas, entendiendo por tales a las rentas superiores a los 200.000 euros brutos anuales; una lucha sin cuartel contra la evasión fiscal que allegase al Estado buena parte de esos 80.000 millones de Euros que deja de recaudar... Todo esto se hace necesario y, mientras tanto, rebajar a más de la mitad los salarios de los cargos públicos que más perciben; reducir un tercio al menos los salarios de los cargos públicos que perciben medianamente, pero que es mucho para la salud económica de España. (Arriba, el imputado don Narcís Serra por autoconcederse un salario y otras remuneracione de escándalo arruinando a Catalunya Caixa, mientras 2.400 trabajadores de esta entidad sufren un expediente de regulación de empleo).
L. de Guereñu Polán.

No hay comentarios: