lunes, 25 de noviembre de 2013

La "renovación generacional"

Soy de la generación del señor Rubalcaba pero las ideas que voy a exponer no pueden ser interpretadas en esta clave, pues no pertenezco al Partido Socialista desde hace unos dieciocho años y no voy a pertenecer nunca a ninguno. A lo que no voy a renunciar es a la actividad política con mi opinión, en mi centro de trabajo, en mi circulo de amistades y allí donde me encuentre; primero poque es algo vocacional en mi y en segundo lugar porque lo considero una obligación moral.

Se viene hablando ya desde hace unos años de la necesaria "renovación generacional" en el Partido Socialista, lo que creo se ha producido ya, porque ni el señor Rubalcaba ni el señor Zapatero, por poner dos ejemplos, no pertenecen a la misma generación de los señores González, Guerra, Almunia, Solana, etc. Incluso hay dirigentes socialistas muy jóvenes en todas las instancias del partido y ministras y ministros socialistas muy jóvenes que no se han distinguido precisamente -en la última legislatura- por su ejemplaridad y eficacia (más o menos como los veteranos). 

La renovación -creo yo- no debe ser tanto de personas cuanto de ideas y de esto se habla poco como no sea lo que una reciente Conferencia ha elaborado. Salen a la palestra pública algunos -casi siempre los mismos- diciendo lo de la "renovación generacional", como si tener más de cincuenta años fuese una dificultad para exponer ideas, discutirlas y llevarlas a la práctica. Veo mucho el "quítate tú que me pongo yo" en el mensaje de la "renovación generacional". La señora Chacón, que se ha ido a Estados Unidos, no ha expuesto nunca en que está en desacuerdo con el señor Rubalcaba para dirigir el Partido Socialista, pero recurrentemente vuelve anunciando sus aspiraciones (legítimas en todo caso). Yo le pediría que expusiese, cada vez que hable, una posible solución a los muchos problemas que tiene la población española, empezando por si en ella prevalece su condición de militante del PSOE o de militante del PSC, cuestión que no es baladí. 

La Presidenta de la Junta de Andalucía ha salido ahora también con lo de la "renovación" de marras, pero tampoco ha dicho gran cosa salvo que luchará contra la corrupción con todas sus fuerzas (me alegro) pero debe considerar que tiene un compromiso con Andalucía y no se debe andar cambiando de aquí para allá en busca de mezquinas ambiciones personales: no es serio. Algunos dirigentes vascos dicen cosas equívocas, cuando sería mucho más provechoso que dijesen lo que opinan sobre las Diputaciones Provinciales, el Senado, la reforma de la Constitución, la legislación sobre negociación colectiva, persecución del fraude fiscal, ley de dependencia, sindicalismo y mil cosas más que están pendientes de definir en el Partido Socialista, durante bastantes años ya, entretenido en bobadas de corto alcance. 

No digo que la primera legislatura del señor Zapatero no fuese fructífera, como así mismo fue valiente al hacer aprobar la ley de dependencia, verdadero logro si se consigue ponerla en práctica, pero la segunda legislatura fue perdida para los intereses de los ideales que debe defender un partido de izquierdas y así se dio cabida a personas como los señores Solbes, Gabilondo, Sebastián, Pajín y otros que no aportaron nada al progreso social, muy al contrario, estuvieron imbuidos de ideas liberales muy en boga en las dos últimas décadas. 

Saber lo que es el socialismo -aunque sea a principios del siglo XXI- es lo primero, de lo que no estoy seguro estén informados muchos de los dirigentes actuales. No digamos en las organizaciones de base, donde la falta de formación sobre el Partido Socialista, el movimiento obrero, la izquierda en el mundo actual y los graves problemas de una economía globalizada es monumental. Yo recuerdo que hace más de veinte años se daban cursos de formación, no accedían a los cargos públicos los que no tuviesen un mínimo de preparación para las responsabilidades que iban a asumir, mucho más sobre los objetivos que un partido socialista ha de perseguir y las dificultades con las que se ha de encontrar. Por supuesto se tenía en un total descrédito a quien delinquía, se comportaba de forma inmoral o aceptaba dádivas o puestos después de haber ocupado un cargo público de responsabilidad (hay varios casos de escándalo ahora, y el que más me viene a la memoria es el de la exministra Salgado, que cobra un suculento sueldo en una empresa privada un mes después de haber dejado el ministerio... sobran las palabras). 

Propongo -sin esperanza alguna en ser escuchado- que se centre el asunto sobre la renovación de las ideas, sobre la puesta en vigor de otras antiguas y que no han periclitado, sobre la búsqueda de soluciones a grandes retos que tiene el mundo y nos dejemos de "cambios generacionales", que se producen ya por el mismo imperativo de la vida. 

L. de Guereñu Polán.

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