domingo, 1 de diciembre de 2013

Amortización de un hombre justo

No estoy en las interioridades del Partido Socialista para saber si el señor Rubalcaba va a presentarse o no a las elecciones primarias internas. Tampoco sé si -de no hacerlo- será porque considera que no cuenta con apoyos suficientes o porque ha decidido retirarse a un segundo plano. En todo caso no encuentro ningún candidato de los que se citan en los mentideros que supere su capacidad, experiencia, cualidades parlamentarias y honestidad probada (sin por ello querer decir que otros no reúnan esta última). 

Ha sido un buen ministro de Educación y un buen ministro del Interior, sin que se agoten aquí las responsabilidades políticas que ha tenido con eficacia y sentido de estado. Como parlamentario no es brillante, pero es un buen parlamentario, con dotes dialécticas que no tienen otros y con rapidez de reflejos; transmite muy bien las características de la socialdemocracia actual, tiene la formación que se exige a todo dirigente político de ámbito nacional y ha demostrado una lealtad al Partido Socialista que falta a otros (particularmente a cierto dirigente madrileño). ¿Ha visto alguien al señor Rubalcaba en una refriega o movimiento para desestabilizar a este o a aquel, para dañar al Partido Socialista en general? Creo que cualquiera que se haga esta pregunta se contestará no.

Cuando en el año 2011 fue candidato a la Presidencia del Gobierno sabía que lo era en condiciones de una dificultad extrema, pero ello no le arredró para intentarlo y la derrota no le llevó a echar la culpa a este o al otro, sino a asumirla y empezar un trabajo que se ha caracterizado por la llamada a la participación, por la estabilidad dentro del Partido Socialista y por sofocar las ambiciones de algunos, puestas de manifiesto a los pocos meses de su elección como Secretario General: ¿no cabría tener un poco de respeto para quien acababa de ser elegido? 

Yo no creo que el señor Rubalcaba sea exponente de una misión verdaderamente revolucionaria y novedosa del socialismo español y europeo. Pero es persona justa y honesta, lo que en los tiempos que corren no es poco. Quizá si el señor Rubalcaba fuese el próximo candidato a la Presidencia del Gobierno por el Partido Socialista estuviese en condiciones de comprender el hartazgo de la población española de tantas políticas retrógradas, antisociales y dañinas para los más débiles. Por eso no sería un mal candidato, sino excelente, y luego un buen Presidente del Gobierno a poco que las condiciones dentro y fuera del Partido Socialista no le fuesen tan hostiles como le han sido.

Si  se postulasen personalidades como el señor Borrel, el señor Marín, el señor López Aguilar (siento mucho que no se me ocurra ninguna mujer de parecida talla, pero seguramente las hay) entonces un elector socialista como yo podría plantearse que son mejor solución que el señor Rubalcaba, pero los citados están a otra cosa, quizá cansados de una lucha que no ha resultado todo lo fructífera que desearon; quizá entregados a sus profesiones donde están bien considerados. Puede que cualquiera de los que suenan para relevar -en su caso- al señor Rubalcaba, resulten buenos y eficaces dirigentes, pero no se les ha oido nada sobre ideas y sobre la concepción que tienen del socialismo en el siglo XXI. Andan de aquí para alla saltando a la palestra de los periódicos de vez en cuando sin aprovechar que son diputados, senadores, han sido ministros... y esto no les lleva a pensar que podrían estar lanzando a la sociedad ideas sobre lo que consideran urgente, absolutamente necesario y para lo que piden el concurso de la mayoría. 

Al Partido Socialista le ha pasado -durante los últimos veinte años aproximadamente- lo que a muchos otros: ha renunciado a decir lo que piensa en materia de ideas, modelo de sociedad, perversión del capitalismo, necesidad de otro mundo donde la inmigración y la ecología deben ocupar un lugar central; se les ha olvidado que hay cientos, miles a lo largo de la historia, que han estado publicando ideas sobre lo que es el socialismo como conjunto de valores y ahora no se dicen más que unas pocas vaciedades sin contenido que ilusionen a unos pocos. Empiece el Partido Socialista como lo hizo en los años setenta: que es un partido transformador, verdaderamente comprometido con la sociedad civil, contrario a la acumulación de capital en unas pocas manos, que no está de acuerdo con el orden internacional actual, que quiere modificar la ONU, el FMI, el Banco Mundial, que España está en la Unión Europea para otra cosa que la actual; que el Partido Socialista tiene políticas pensadas para los que se quedan sin vivienda, para los que están en paro; que los socialistas están en la calle, no sentados en las poltronas, que vuelven a las asociaciones de vecinos, a los barrios marginales, a intentar formar aquel "bloque de clases" que tan buenos resultados dio para apartar a la derecha durante casi tres lustros del poder.

L. de Guereñu Polán.

1 comentario:

Isidoro dijo...

Estoy de acuerdo con casi todo, digo casi porqué de lo que conozco a Rubalcaba, no demasiado,creo que el gran servicio que está prestando al PSOE, lo está haciendo con la esperanza de poder pasar el relevo en cuanto se den las mínimas condiciones.