domingo, 8 de diciembre de 2013

Doble moral de occidente

Mohamed Bonazizi
No es exclusiva de occidente. También se da en China e India, en oriente próximo y en África, en América Latina y Estados Unidos... Pero como occidente presume de ser el núcleo irradiador de la modernidad consistente en los derechos humanos, la democracia, el sufragio, la libertad religiosa, el sindicalismo libre, etc., a esta doble moral me quiero referir.

Ahora occidente está a favor del derrocamiento del régimen Sirio (y buena cosa es) pero durante décadas no hubo inconveniente en mantener relaciones con él a sabiendas de que masacraba a su pueblo. Occidente vio con simpatías las "revoluciones" en Túnez, Egipto, Libia... pero mantiene su apoyo y amistad con la monarquía Saudí, dueña en el sentido más literal de la palabra de Arabia; mantiene su apoyo a los Khalifa en Bahrein, donde un buen sector de la población también se levantó contra la dictadura y fue aplastada por un ejército extranjero, el de Arabia Saudí. Occidente mantiente su apoyo al rey Abdalah de Jordania, que se vende al mejor postor al ser este un país pobre y que depende de la ayuda de sus vecinos. Occidente apoya al presidente Salih en Yemen y así podríamos seguir. ¿Está a favor de la democratización del mundo árabe occidente (del mundo musulmán en un sentido más amplio) o está solo vigilando sus intereses materiales? 

Como señala Alba Rico, a finales de 2010, en la pequeña ciudad de Sidi Bouzid, en Túnez, un trabajador humillado por la policía, Mohamed Bonazizi, se prendió fuego delante del gobernador de la ciudad, lo que levantó las iras de la población y fue la chispa que encendió la revolución tunecina, la primera. Así cayó el dictador Ben Alí, con quien hasta entonces había mantenido occidente relaciones de colaboración. Tuvo que ser un hombrecillo irrelevante en la vida política el que se inmolase para que el mundo se enterase de lo que pasaba en Túnez. El mundo lo sabía, pero prefería ignorarlo. 

Las peculiares repúblicas en el norte de África y en Oriente Próximo, las teocracias y las monarquías de pacotilla, no son más que la pantalla para que unos pocos ladrones roben a la población y ordenen la más brutal represión de la policía a quien se mueva. Occidente, con toda su parafernalia de organismos internacionales, influencia política, poder económico, calla. Se alzan algunas voces generalmente no gubernamentales, algún dirigente político se atreve a denunciar la situación pero solo para decir que es necesario ayudar a los países de la zona en el camino de su democratización. En este camino estaba Egipto y occidente no tuvo inconveniente en apoyar un golpe de estado militar y luego reconocer al régimen instaurado por la fuerza. He aquí la doble moral: las elecciones las habían ganado los Hermanos Musulmanes, organización enraizada en la sociedad egipcia, sectaria en no pocas de sus actuaciones, pero había ganado las elecciones. 

¿No será que el mundo musulmán de Oriente Próximo y del Norte de África han de democratizarse de forma distinta a como lo ha hecho Europa que, a la postre, tampoco es gran ejemplo en muchos aspectos? La democracia "sui generis" o con particularismos que se nos escapan quizá tenga que venir de quienes tienen el mayor apoyo social, los musulmanes moderados, o los menos moderados que se verán presionados por una población en muchos de aquellos países occidentalizada. Mientaras tanto occidente, particularmente la Unión Europea y Estados Unidos, han de olvidarse de sus intereses económicos y atender a las necesidades de la población: no creo que lo haga mientras gobiernen los actuales en estos macroestados.

Israel es un factor de desestabilización en la zona, no tanto por el poder intrínseco del pequeño país como por la influencia que sus "lobbies" llevan a cabo en el mundo. De la misma forma que se ha actuado cautelosamente con Irán, lo que es un acierto aunque los logros están por ver, debiera hacerse con Israel, que no puede seguir viviendo de los réditos del "holocausto", asunto en el que la inmensa mayoría de la humanidad está con ese pueblo. La política, como hoy se concibe, no será capaz, creo yo, de resolver el grave problema que amenaza a buena parte de África y Asia. 

L. de Guereñu Polán.

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