domingo, 16 de febrero de 2014

Monseñor quiere salir en los papeles

Su cese como embajador de España en el Vaticano le habría dejado algo descolocado de la primera línea, de la púrpura. Entonces empezó una cruzada de declaraciones, cada cual más escandalosa, sobre esto y aquello. Primero dijo que mientras estuviese el frente del Partido Socialista el señor Rubalcaba nada habría que hacer. Ahora dice que en vez de primarias lo que tiene que haber es un debate ideológico; él, que nunca ha destacado por aportar nada en este campo: ha sido un excelente estratega, un buen alcalde de A Coruña, un captador de votos aquí y allá, pero no ha aportado nada en materia ideológica. 

Monseñor se ha endiosado de tal manera que, en vez de retirarse prudentemente, como hacen los sabios, cuando llega un tiempo, quiere seguir en el candelereo a toda costa. Aparece en manifestaciones públicas de otros partidos -no precisamente de izquierdas- que estacan por algo que sí es común a monseñor: el nacionalismo español más descarnado. Parece ignorar lo que de lesivo tiene para el Partido Socialista que haga declaraciones apoyando a dirigentes conservadores, por muy jóvenes y prometedores que sean. Además se contradice, porque apunta que los veteranos del PSOE no son los ahora están en la dirección mientras señala lo que de bueno tiene que un partido catalán y nacionalista español cuente con un dirigente novel.

El ex-embajador de España en el Vaticano tiene un verbo acerado, se ve en una edad que pudiera ser síntoma del declive y se resiste. Podría reflexionar, publicar, contribuir con ideas para las que seguramente no le falta genio, pero prefiere salir en los papeles con dimes y diretes, con frasecillas de baja estofa. El brillante ex-alcade de A Coruña, que supo ganar las voluntades de buena parte de la izquierda y de parte de la derecha (no de otra forma se explican sus mayorías absolutas) hace gala de católico, pero todavía no nos ha explicado que piensa él de los abusos de la Iglesia, de sus privilegios, de las ventajas de que goza en España y en otros países, del déficil laico que tiene nuestra legislación. 

Podría Don Francisco dedicarse a aclararnos todas estas cosas, podría ilustrarnos con la experiencia que ha adquirido a lo largo de todos estos años, en los cuales no ha ejercido nunca su profesión (ahora que dice que el Partido Socialista es visto por muchos como una forma de econtrar empleo). Podría Don Francisco aprovechar sus muchos conocimientos -si los tiene- para ilustrarnos, en vez de intrigar aquí ya lla, dejarse salir en los papeles por no se sabe qué deleite irracional.

L. de Guereñu Polán.

1 comentario:

Nemigo dijo...

No pienso que paco fuese un buen alcalde. Era el típico cacique: falto de democracia y prepotente. Algunas de sus tropelías se siguen pagando. Montó un paseo marítimo de low cost (pagado a precio de oro) y parte del cual se lleva la marea todos los inviernos. Ahora se está cambiando parte de la barandilla por otra: más fea, más cara y menos útil. También se encoñó con un tranvía. Capricho inútil que cuesta millones de euros y que está parado en cocheras.
Su urbanismo ha costado millones de euros al concello que sigue pagando a día de hoy en forma de sentencias condenatorias en los juzgados. Su planta de compostaje no ha funcionado jamás. Se construyó tras el derrumbe del vertedero municial. Este hombre ha favorecido a los suyos. Su mujer tiene negocios urbanísticos. Él es un ejemplo de lo inexplicable. Compró en O Parrote por 30 millones de pesetas una casa de tres plantas. En esa zona ademásde ser imposible comprar nada, cualquier pisito no baja del doble de ese precio. Pues él: compró un edificio entero a precio de risa.

Este señor se encoñó en su guerra por el nombre de A Coruña. Gastó un millón de euros en pleitos para poner La Coruña. Perdió y lo pagamos todos que él no paga nada.

Puso la bandera de españa y solo la de españa en el paseo marítimo. Estuvo la policía local durante meses las 20 horas del día allí "vigilando" hasta que se puso la bandera gallega al lado.

Este hombre se dedica a crear pantallas de humo para mantener sus asuntos en segundo plano, asusntos que son lo único que le interesa.