viernes, 7 de marzo de 2014

Navarra, el peor ejemplo

Así no hay manera de que uno se ilusione con lo que cabe esperar de un Partido Socialista que, después de errores a mansalva, dice estar en el camino de la regeneración. Un revuelo que ha trascendido a toda la nación para que las cosas sigan como están: Navarra seguirá gobernada por la Presidenta y la Consejera de Hacienda corruptas, como ha quedado demostrado fehacientente por testimonios directos y pruebas irrefutables. 

En el Parlamento de Navarra hay siete grupos parlamentarios, prueba de la pluralidad del país foral: Unión del Pueblo Navarro, Socialista, Bildu-Nafarroa, Aralar-Nafarroa, Popular, Izquierda-Ezquerra y No adscritos. Al grupo Socialista le cabía, como principal de la oposición, presentar una moción de censura que anunció a bombo y platillo y esperar -sin pactar absolutamente nada con nadie- el resultado de la misma. Con toda probabilidad contaría con mayoría para desalojar del poner a la Presidenta y a la Consejera corruptas, formándose un nuevo Gobierno que -a mi modo de ver- tendría el solo objeto de convocar elecciones y disolver el Parlamento. Que los navarros decidiesen sobre lo que tienen entre manos.

No dispongo de datos para saber cual podría ser el resultado, pero probablemente la formación de un nuevo gobierno sería difícil al no aceptar casi ninguna fuerza la colaboración de Bildu-Nafarroa. A quien le tocase gobernar lo tendría que hacer en minoría y pactando durante toda la legislatura ley a ley. No es malo ese ejercicio en democracia. Así se han forjado verdaderos dirigentes políticos y así se han gobernado muchos pueblos. Lo que sí es cierto es que estarían fuera de toda posibiliad de volver a sus poltronas las dos corruptas (Presidenta y Consejera). 

Pero el Partido Socialista no ha querido dar el paso presentando la moción de censura: ha podido más la amenaza de que tendría que pactar con otros, incluido Bildu-Nafarroa. Falso: el Partido Socialista es muy libre de presentar una moción de censura sin pactar con nadie y presentar su propio candidato a la espera del resultado. Si no prospera la moción, el Partido Socialista ya habría hecho lo que estaba en su mano. No ha sido así y seguimos con el tembleque y la merengada de siempre, sin decisión firme de luchar contra la currupción, sin decisión firme de desalojar a la derecha del poder, sin decisión firme de cumplir con unos ideales que parece no lo son tanto. 

L. de Guereñu Polán.

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