martes, 29 de abril de 2014

¿A QUIEN FAVORECE LA ABSTENCIÓN?

Contra lo que suelen pensar los que se abstienen de votar a la hora de las elecciones, la abstención no es un gesto neutral, ni significa algo así como pasar de todo. Al contrario, expresa un estado de ánimo de la ciudadanía si, pero además favorece y perjudica siempre a alguien.

En el caso de España, con carácter general y con los matices que se quiera, creo que en las presentes circunstancias de fuerte caída en la intención de voto hacia los partidos mayoritarios, quien se abstiene está favoreciendo claramente a esos partidos políticos, que en cifras tienen un “suelo de voto fijo” pero cuyo porcentaje sí que varía: En coyunturas políticas como la actual suele aumentar cuando hay mucha abstención y descender en caso de una alta participación.

En virtud del sistema D´hont por el que se regula la asignación de escaños, lo determinante no resulta la cifra de votos obtenidos, sino el porcentaje que esa cifra representa sobre el total de votantes, con clara ventaja para los partidos políticos que obtienen los porcentajes de voto más altos. Por esta razón, en un contexto de escasa participación los partidos mayoritarios suelen mejorar en porcentaje y por lo tanto en número de escaños, y los minoritarios todo lo contrario.

Por la misma razón, la abstención perjudica el relevo político y favorece la continuidad. En consecuencia, no falta quien cree que ante las próximas elecciones europeas y a la vista de lo que anuncian las encuestas, a quien gobierna podría favorecerle una campaña electoral de perfil bajo que propicie un alto grado de abstención, pues así, con muchos menos votos estaría mas cerca de conseguir mantener un numero de escaños mas cercano al actual.

¿Qué una alta abstención deteriora la calidad de nuestra democracia? Pus si, pero ¿Y qué, si se mantiene el actual estado de cosas? ¿Acaso no es alta también la abstención en Estados Unidos y en otros países? Si hay gente que cree que el voto no vale para nada, que todo va a seguir igual, pues que lo crea, quizá no se equivoque mucho. Que nos dejen la política a nosotros, que si sabemos de eso, y que ellos ¡pobrecitos! sean felices con su futbol y su “gran hermano” y similares. No hay problema, ¡fíjate lo que está pasando con la crisis económica famosa, hasta empiezan a creerse que  estamos saliendo de ella!

Es vergonzoso comprobar el escasísimo esfuerzo institucional, casi nulo hasta ahora, para estimular la participación electoral. Y ya no gastando dinero en costosas campañas publicitarias por las que, además, y como hemos visto hasta ahora, algunos percibían comisiones millonarias. Pero sí haciendo declaraciones, informando, utilizando los medios de comunicación públicos y privados para promover debates, pedir que se vaya a votar, dar a conocer pormenorizadamente a las formaciones políticas que concurren, sus propuestas y programas, sus principales candidatos, y realizando esfuerzos para elevar la tensión electoral y favorecer la participación.

No puede decirse que Europa no interesa cuando allí se están tomando todas las decisiones importantes que están determinando nuestro día a día. El pueblo trabajador, o acepta la derrota, se rinde al arbitrio de los poderes del dinero, y cada uno se busca la vida como mejor pueda, o trata de reaccionar individual y colectivamente frente a tanto atropello y se esfuerza y lucha con las armas de que dispone. Una de estas armas, la principal, es el voto, el derecho a votar. Y ojo, no sea que por no ejercerlo nos lo acaben quitando también. Total -acabarán diciendo-  si no lo usan ¿para que gastar en tinglados electorales?

Xesús Mosquera Sueiro / 29 de Abril de 2014




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