Un reciente artículo de dos profesores de Derecho Constitucional ha terminado de convencerme de que el Senado es una rémora del siglo XIX y que existe porque así lo impuso la derecha durante al transición en 1978. En el siglo citado fue un invento de Martínez de la Rosa para contentar a la aristocracia que se había puesto de parte de la hija del rey en vez de colaborar con el pretendiente Carlos. Se le llamó entonces Estamento de Próceres y no hay más que ir a la página del Senado, donde se encuentran publicados sus diarios de sesiones, para ver la cantidad de ellas que se emplearon en cuestiones accesorias y de nulo interés para los españoles.
Luego fue Olózaga, político que deambuló por todo el liberalismo doctrinario español, el que inspiró el Senado en la Constitución de 1837 con la misma intención. No iba a ser menos el espadón de Loja, Narváez, cuando hizo aprobar la Constitución de 1845 y ni siquiera los revolucionarios de 1868 se atrevieron a eliminar el Senado de la Constitución que se aprobó al año siguiente. Así continuó Cánovas desde 1875 y solo durante la II República española el Senado desapareció por inútil.
En la actualidad, como en toda la historia del constitucionalismo español, el Senado "duplica" la acción legisladora del Congreso, "reitera" las discusiones que se han producido en este, es una cámara "subordinada" al Congreso (y en ello reconoce implícitamente el legislador su nulo sentido) y resulta "inútil" e "irrelevante" en no pocas ocasiones. Entre comillas he puesto los calificativos de los profesores Garrido López y Sáenz Royo citados.
Por si todo esto no fuese poco, los senadores se eligen actualmente mediante un sistema mayoritario, menos democrático que el sistema proporcional con el que elegimos a los diputados, pues solo el partido más votado y el segundo obtienen escaños. Otros senadores se eligen por cooptación, lo que ya es el colmo del corporativismo político: se trata de los senadores elegidos no por los ciudadanos sino por los Parlamentos autonómicos.
Sostienen los profesores citados que las cuatro quintas partes de los senadores son elegidos por el sistema mayoritario y solo una quinta parte por los Parlamentos autonómicos, con lo que se desvirtúa la inicial intención de que el Senado fuese una cámara de representación territorial. Pero para los partidos de izquierda ¿es de recibo que la representación sea de otra manera sino teniendo en cuenta la estructura de clases existente en la sociedad? ¿Que es eso de los territorios? Las Comunidades Autónomas ya influyen en el Gobierno central y en el Congreso mediante sus presiones y propuestas, no es necesario Senado alguno. Tienen razón los profesores a quienes sigo cuando dicen que los senadores votan en función del partido al que pertenecen, no en función del territorio donde han sido elegidos, y nada más lógico.
Si se reformase la Constitución para darle más competencias al Senado seria siempre a costa del Congreso (aún peor) y Dinamarca, Suecia y Croacia ya han eliminado el Senado, Italia lo tiene en proyecto. Debiera ser un clamor que las fuerzas políticas progresistas, que la ciudadanía en general, reclamase la supresión del Senado, que la insistencia fuese tal que calase en la sociedad el gasto inútil que representa y la necesidad de su eliminación. Pero aunque así fuese no creo que se suprima el Senado (lo cual no invalida lo que pido) porque el Partido Popular lo quiere mantener y los senadores del Partido Socialista presionarán aquí y allá para que su disfrute (lo digo conscientemente) no desparezca. El Senado es una rémora y está presidido por un conde (el de Badarán) que para colmo ha incurrido en corrupción fiscal. ¡Todo un símbolo!
L. de Guereñu Polán.
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