lunes, 21 de abril de 2014

EL 1º DE MAYO, LA CRISIS Y LAS ELECCIONES EUROPEAS

Se acerca el 1º de Mayo, la fiesta internacional del trabajo, la jornada conmemorativa de la larga lucha de la clase trabajadora y sus organizaciones para mejorar sus condiciones de vida y de trabajo, si, pero también y desde siempre para hacer balance, expresar nuevas demandas  y perfilar estrategias cara a nuevos objetivos, y no en un solo país, en todo el mundo. Es una jornada internacional, de solidaridad internacional.

Así se acordó en el Congreso Obrero Socialista de la II Internacional celebrado en Paris el 14 de julio de 1889, en el que por cierto participó Pablo Iglesias en representación de los socialistas españoles. Aquél día se conmemoraba en París la toma de La Bastilla y el inicio de la Revolución Francesa, y los reunidos, en homenaje a “los mártires de Chicago” y su durísima lucha por la jornada de 8 horas en los Estados Unidos, decidieron organizar para el 1º de mayo una gran manifestación internacional en favor de la jornada de 8 horas, sentando así las bases de la fiesta y jornada reivindicativa internacional del 1º de Mayo.

En España se celebraría por primera vez en 1890, con manifestaciones en Madrid, Barcelona y Bilbao. También en Galicia, con manifestaciones y paros en A Coruña y Ferrol. En el año siguiente, 1891, se constituirían las primeras agrupaciones socialistas de Galicia: En febrero la de Ferrol, en Julio la de A Coruña y en Septiembre la de Santiago.

Desde entonces hasta hoy, y van allá 124 años, la jornada del 1º de Mayo se ha celebrado en Galicia de manera ininterrumpida con el único paréntesis de los años de la Guerra Civil (1936/1939). Cierto que durante la dictadura franquista se mantuvo como “fiesta de San José Obrero”, jornada no laborable y festiva con celebraciones gimnasticas y actos semejantes, aunque en paralelo no faltaron los actos de signo reivindicativo, por supuesto ilegales y minoritarios y de los que se derivaron múltiples represiones. Con la recuperación de la democracia volverían las celebraciones del 1º de Mayo organizadas por los sindicatos de clase y democráticos.

En los últimos dos años, y con el pretexto de la crisis económica, las principales conquistas sociales alcanzadas por los trabajadores y por el conjunto de la sociedad española, tras muchos años de lucha y esfuerzo, han desaparecido casi de repente o se han visto totalmente desvirtuadas. Salarios, jornada, condiciones de trabajo, convenios colectivos, prestaciones por desempleo, vivienda, enseñanza, salud, pensiones,  libertades y derechos cívicos, acceso a la justicia, etc. La pobreza crece, ha vuelto la emigración como única salida para cientos de miles de nuestros jóvenes. La brecha social se agranda con un retroceso de muchas décadas.

Lo peor de todo es que, lejos de considerar esta situación como algo circunstancial, pasajero o transitorio, nuestros actuales gobernantes en Europa y en España, nos la muestran ya sin disimulo ¡como una situación ideal! como la ansiada meta alcanzada para admiración de otros países. Dice el Presidente Rajoy que hemos dejado pasmado al mundo entero, que somos un gran país, que ahora nuestra economía es “mas fiable”, “más flexible”, “más competitiva”, y que hemos “evitado el riesgo del rescate”, aunque hace dos años nuestra deuda era del 65% del PIB y ahora alcanzó ya el 98,5%. Quiere decir con ello que “las reformas son estructurales”, son para quedarse, y quien pretenda recuperar los derechos perdidos, será culpable de volver a colocar en riesgo a la economía.

Debe de ser por esto último que la actual oposición política que se dice de izquierdas (salvo alguna excepción) está como acomplejada, medrosa, incapaz de levantar la voz, y decir con claridad que si llega al poder derogará la reforma laboral del PP, recuperará el derecho a la negociación colectiva y su efectividad, subirá los salarios y repartirá mejor los beneficios en las empresas, reformará el sistema fiscal, recuperará para lo público la sanidad privatizada, la enseñanza pública gratuita e igual para todos, recuperará el poder adquisitivo de las pensiones actuales y futuras, garantizará el derecho a una vivienda digna, el derecho al trabajo, la justicia para todos, y abrirá de nuevo el camino para una sociedad mas justa, de hombres y mujeres libres e iguales.

El movimiento sindical por su parte, tal vez aturdido y perplejo por los sucesivos golpes y la derrota, ha perdido capacidad de reacción. El paro masivo y la extensión de la pobreza distancian a los trabajadores de las organizaciones sindicales. Una parte notable de sus actuales cuadros dirigentes, huérfana quizá de la formación ideológica y política necesaria para interpretar con acierto lo que está pasando, habituada a una acción sindical mas “gestora de servicios” que de lucha reivindicativa, tiene dificultades para acertar con el camino adecuado que lleve a la clase trabajadora a recuperar los derechos perdidos. Estoy seguro sin embargo que lo encontrará, pues su concurso es imprescindible.

Este 1º de mayo de 2014 se celebrará en plena precampaña electoral, a poco mas de 20  días de las elecciones para la 8ª  Legislatura del Parlamento Europeo, con una economía europea estancada, 20 millones de parados, y el llamado estado del bienestar amenazado,  en claro retroceso, o destruido ya en alguno de sus países miembros. Sin embargo, por ahora al menos, se escucha poco, o nada, hablar de recuperar los derechos que nos han arrebatado y de poner freno de una vez al saqueo a que nos someten las multinacionales y la banca.

Un gran temor nos acompaña estos días a muchos. Que el pacto de gobierno entre el Partido Socialdemócrata Alemán, y la CDU de Ángela Mérkel, acabe extendiéndose expresa o tácitamente al conjunto de Europa tras las próximas elecciones. Espero y deseo que esto no se produzca, porque de ser así, vendría a confirmar que las desgraciadas reformas que en estos dos años nos han impuesto no tienen nada de coyunturales.

Claro que no por ello la clase trabajadora daría por buena esta situación. Al contrario, se trataría y se trata en cualquier caso de renovar la lucha con más fuerza y acierto todavía, tanto en el terreno sindical como en el político. La historia del 1º de Mayo nos recuerda que solo así se consiguió avanzar, y solo así se podrá recuperar lo expoliado.

Xesús Mosquera Sueiro / 21 de Abril de 2014

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