miércoles, 30 de julio de 2014

LA MOLT HONORABLE TRANSICION


 

La decepción producida por la inmensa corrupción, presuntamente protagonizada en Cataluña por quien fue pilar indispensable de su historia y de la de España durante más de treinta años y a la que no es ajena el partido que lideró y sustento su trabajo político CIU, no es sino una página más de la “historia interminable” de la corrupción en  España. Una corrupción que deja paso  a la categoría superando ampliamente la anécdota. El “Honorable” y su entorno familiar según diversas fuentes pueden verse comprometidos en un enriquecimiento patrimonial a todas luces sospechoso, entre los 600 millones de euros o una cantidad que supera con creces la cifra conjunta de la trama Gurtel y lo que se atribuye a los Eres de Andalucía.

Que era algo que estaba en el ambiente, incluso se evidencio en sede parlamentaria por unas manifestaciones del Sr. Maragall, que posteriormente seria presidente de la Generalitat. Porque estalla en este momento podría ser objeto de un detenido análisis aunque no haga mucho al caso ante la magnitud del suceso. Lo cierto es que desmonta dramáticamente muchos clichés oportunista esculpidos con, como mínimo trivialidad y no poca chabacanería. “España nos roba”…quizás el ciudadano catalán ante ello debiera hacer un ejercicio de reenfocar su visión y otear con más tino donde esta o están los ladrones. El mismo que se hace necesario antes de imputar a los andaluces o extremeños holganza de oficio o vivir de las subvenciones…

Durante bastante tiempo, décadas, nadie dudaba del senny catalán. Se admiraba incluso con sana envidia su administración y su voluntad de progreso. Su rigor al tratar o elaborar temas políticos, así como sus posiciones siempre medidas en los grandes temas. Lamentablemente muchas de sus actuaciones administrativas, o la situación actual de los que son los pilares básicos del estado de bienestar en la comunidad, infraestructuras, etc., invitan a poner en cuarentena tales opiniones…Pujol, Narci Serra, Artur Más, numerosos alcaldes, demasiados dirigentes, muestran una debilidad moral en lo económico y el manejo de lo público, equiparable a lo que sucedes en otras comunidades muy afectadas por la gangrena de la corrupción.

Siendo triste y lamentable el caso Pujol, y absolutamente vomitivo, es un eslabón más que deteriora la cada vez más difusa estela de la Transición, que de ser modélica, está comenzando a mostrar más sombras que luces. Demasiada gente con papel protagónico en el estado o en los territorios y municipios, adolecen de pies de barro al observar el conjunto de su trayectoria. Los grandes partidos que la protagonizaron no muestran una biografía impoluta tras su paso por el gobierno. Lo que puede aplicarse también a formaciones históricas o muy representativas ligadas a gobiernos autonómicos. Las anómalas situaciones patrimoniales siempre al alza de alcaldes, presidentes autonómicos ministros o determinados dirigentes entre el momento de su inicio de la actividad y su retirada de la política  comienzan a ser alarmantes. Tanto como la impunidad manifiesta que se expresa por vía ejemplo, en que delincuentes condenados como Carlos Fabra o Jaume Matas vayan a la cárcel (por escaso tiempo) sea noticia.  O que esta se produzca porque no entren en la cárcel los facinerosos que estafaron, robaron y hundieron las Cajas de Ahorros y quebraron la  estabilidad financiera, expoliando a la ciudadanía en torno a 100.000 millones de euros, cuyo efecto inmediato fue servir el argumento para que los sectores más reaccionarios podasen el incipiente estado de bienestar y los derechos civiles de forma brutal. 

El mayor delito de todos estos individuos, de esta “casta” de ladrones, estafadores de lo público, timadores y mangantes encorbatados, no es ya llevarse el dinero de los ciudadanos a manos llenas, el no devolver ni un euro, colapsar nuestro crecimiento y dinamitar nuestro futuro, que lo es y muy grave, sino haber roto definitivamente con su saqueo, sus puertas giratorias, su presencia en consejos de administración asesorando sobre actividades en las que tuvieron responsabilidad de gobierno –por vía de ejemplo las energéticas- en orden a triturar los intereses de la ciudadanía, la confianza ciudadana en algo tan noble y digno como la política. En sembrar inquietud y dudas sobre la democracia. Dar argumentos a una extrema derecha que envalentonada abandona su cubil. Y en contribuir al torpe intento, -a día de hoy ya condenado al fracaso-, de mantener en minoría de edad a la ciudadanía, como comparsa necesaria para la ficción legitimadora.

La Molt Honorable Transición, el ex - jefe del estado, vacas sagradas que gustan seguir pontificando desde sus pulpitos dorados de oscuro origen,  patrones empresariales en la cárcel o camino de ella, “lideres” económicos especializados en saquear lo público, esa “casta” dirigente que monopolizó el poder  los últimos treinta años, (no la gente honesta del trabajo político diario que se esfuerza en mantener en marcha España), está requiriendo una urgente clausura…Puertas y ventanas abiertas de par en par deben dar paso al aire purificador que haga más respirable el escenario. Algo que no se resuelve  demonizando sucesos como Podemos, confundiendo sintomatología y patología, encarnizándose en lo primero e ignorando lo segundo.

La Molt Honorable Transición amenaza agonizar con más pena que gloria por la miseria moral de ciertos significados protagonistas de la misma y la miopía de otros. Que por mucha resistencia que ofrezcan, serán barridos de la historia futura, pues es imposible detener los procesos sociales.  Algunos tendrán el triste papel de enlentecer el proceso o ser cómplices de ellos en la tarea. Pero finalmente y haciendo honor al aforismo, no es posible engañar a todos todo el tiempo.

Antonio Campos Romay

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