viernes, 7 de noviembre de 2014

¿NO DEBIERA DIMITIR JEAN-CLAUDE JUNCKER?

Señala el periodista y analista político Ernesto Ekaizer en un extenso artículo publicado en El País de hoy,  que “mientras Jean-Claude Juncker, como presidente del Eurogrupo, exigía a los países despilfarradores de Europa del Sur, austeridad fiscal y reducción de salarios como respuesta a la Gran Recesión iniciada en 2008, pactaba al mismo tiempo con trescientas empresas multinacionales su residencia en Luxemburgo (donde era Ministro de Finanzas) a cambio de rebajar el tipo de impuesto de sociedades del 29% al 1% efectivo o, incluso menos del 1%”.

En su artículo titulado “Tienes que mentir”, se extiende el periodista en otros detalles que dejan en muy mal lugar a nuestro nuevo y flamante Presidente de la Comisión Europea. Imposible no recordar ahora la durísima oposición inicial a su nominación por parte de británicos, suecos y holandeses, frente a la cerrada decisión de Alemania de apoyarle. Decisión alemana que, por cierto, precisó y obtuvo el apoyo de los socialdemócratas del SPD, que luego ratificarían otros partidos socialistas europeos, con la honrosa excepción, todo hay que decirlo, del PSOE de Pedro Sánchez.

El comportamiento de Jean-Claude Juncker es absolutamente inadecuado e impropio del  Presidente de la Comisión Europea. Con la agravante de que cuenta con importantes complicidades que dejan en entredicho al propio Partido Popular Europeo y a sus socios en este asunto: Los liberales, el Partido Socialdemócrata Alemán y el resto de partidos socialistas europeos, con excepción del español y del laborista inglés.

En estas circunstancias es muy difícil de creer que “el Presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker se pueda mantener comprometido a combatir el fraude y la evasión fiscal” como ellos afirman. Este es hoy uno de los principales problemas de la Uniòn Europea, pero su credibilidad en este terreno esta por completo en entredicho.

Es cierto que a España la corroe la corrupción política, tanto que nos avergüenza como país, y es también una seria amenaza para nuestra recuperación económica. Pero ello no puede impedirnos denunciar que personajes como el señor Juncker y sus padrinos o madrinas como la señora Merkel, que tienen en sus manos el mando de la Unión Europea, no merecen la confianza que han recibido a la vista de los hechos que ahora conocemos.

Mientras se han dictado medidas inicuas contra Grecia, Italia, España o Portugal, se han ocultado actuaciones indecentes y de autentica corrupción institucional como la que estamos comentando. Ya está bien de pitorreo político con los países “del sur” y de sus gentes, por parte de mercaderes sin escrúpulos y piratas de la política como el señor Juncker y muchos de sus amigos. ¿Qué lecciones nos va a dar usted? ¿Qué credibilidad puede tener  para hacer frente a la voracidad de las multinacionales y luchar contra el fraude y los paraísos fiscales, si es precisamente usted uno de los principales responsables de todo ello?

Ya se que hace muy poco que ha sido elegido y que a los políticos, como a todos los gestores, debemos de juzgarlos por lo que hacen después de un tiempo razonable, pero es que lo que ahora conocemos lo ocultó usted y los que sabiéndolo entonces, le apoyaron. Y eso es una indecencia que no tenemos por que tragárnosla y menos aún viniendo de ustedes, tan aficionados a dar consejos interesados y a imponer pesados castigos a otros, pero muy alejados de predicar con el ejemplo.

Además, la economía europea está estancada o tal vez en una recesión que a duras penas se puede disimular ya. El temor a una segunda crisis económica en Europa aumenta. La locomotora alemana está parada, y a juicio de muchos expertos su política de “austericidio”  nos encamina a un desastre todavía mayor.

Creíamos que el indigno de ser Consejero era el señor Cañete, pero usted señor Presidente lo ha superado. Es por ello que no caben medias tintas ni demoras. Después de saber lo que sabemos, lo razonable parece pedirle que dimita permitiendo que otro presidente más limpio y decente ocupe su lugar.

Xesús Mosquera Sueiro / 7 de Noviembre de 2014



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