Señala el periodista y analista
político Ernesto Ekaizer en un extenso artículo publicado en El País de hoy, que “mientras Jean-Claude Juncker, como
presidente del Eurogrupo, exigía a los países despilfarradores de Europa del
Sur, austeridad fiscal y reducción de salarios como respuesta a la Gran
Recesión iniciada en 2008, pactaba al mismo tiempo con trescientas empresas
multinacionales su residencia en Luxemburgo (donde era Ministro de Finanzas) a
cambio de rebajar el tipo de impuesto de sociedades del 29% al 1% efectivo o,
incluso menos del 1%”.
En su artículo titulado “Tienes
que mentir”, se extiende el periodista en otros detalles que dejan en muy mal
lugar a nuestro nuevo y flamante Presidente de la Comisión Europea. Imposible
no recordar ahora la durísima oposición inicial a su nominación por parte de
británicos, suecos y holandeses, frente a la cerrada decisión de Alemania de
apoyarle. Decisión alemana que, por cierto, precisó y obtuvo el apoyo de los
socialdemócratas del SPD, que luego ratificarían otros partidos socialistas
europeos, con la honrosa excepción, todo hay que decirlo, del PSOE de Pedro
Sánchez.
El comportamiento de Jean-Claude
Juncker es absolutamente inadecuado e impropio del Presidente de la Comisión Europea. Con la
agravante de que cuenta con importantes complicidades que dejan en entredicho
al propio Partido Popular Europeo y a sus socios en este asunto: Los liberales,
el Partido Socialdemócrata Alemán y el resto de partidos socialistas europeos,
con excepción del español y del laborista inglés.
En estas circunstancias es muy
difícil de creer que “el Presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker
se pueda mantener comprometido a combatir el fraude y la evasión fiscal” como
ellos afirman. Este es hoy uno de los principales problemas de la Uniòn
Europea, pero su credibilidad en este terreno esta por completo en entredicho.
Es cierto que a España la corroe
la corrupción política, tanto que nos avergüenza como país, y es también una
seria amenaza para nuestra recuperación económica. Pero ello no puede
impedirnos denunciar que personajes como el señor Juncker y sus padrinos o
madrinas como la señora Merkel, que tienen en sus manos el mando de la Unión
Europea, no merecen la confianza que han recibido a la vista de los hechos que
ahora conocemos.
Mientras se han dictado medidas
inicuas contra Grecia, Italia, España o Portugal, se han ocultado actuaciones
indecentes y de autentica corrupción institucional como la que estamos
comentando. Ya está bien de pitorreo político con los países “del sur” y de sus
gentes, por parte de mercaderes sin escrúpulos y piratas de la política como el
señor Juncker y muchos de sus amigos. ¿Qué lecciones nos va a dar usted? ¿Qué
credibilidad puede tener para hacer frente
a la voracidad de las multinacionales y luchar contra el fraude y los paraísos
fiscales, si es precisamente usted uno de los principales responsables de todo
ello?
Ya se que hace muy poco que ha
sido elegido y que a los políticos, como a todos los gestores, debemos de
juzgarlos por lo que hacen después de un tiempo razonable, pero es que lo que
ahora conocemos lo ocultó usted y los que sabiéndolo entonces, le apoyaron. Y
eso es una indecencia que no tenemos por que tragárnosla y menos aún viniendo
de ustedes, tan aficionados a dar consejos interesados y a imponer pesados
castigos a otros, pero muy alejados de predicar con el ejemplo.
Además, la economía europea está
estancada o tal vez en una recesión que a duras penas se puede disimular ya. El
temor a una segunda crisis económica en Europa aumenta. La locomotora alemana
está parada, y a juicio de muchos expertos su política de “austericidio” nos encamina a un desastre todavía mayor.
Creíamos que el indigno de ser
Consejero era el señor Cañete, pero usted señor Presidente lo ha superado. Es
por ello que no caben medias tintas ni demoras. Después de saber lo que
sabemos, lo razonable parece pedirle que dimita permitiendo que otro presidente
más limpio y decente ocupe su lugar.
Xesús Mosquera Sueiro / 7 de
Noviembre de 2014
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