miércoles, 5 de noviembre de 2014

Un partido para delinquir

Cuando se creó Alianza Popular (más tarde Partido Popular) aunque a algunos les cueste creerlo, se hizo para delinquir. Quizá la intención no fue expresa pero sí tácita. Logicamente un partido se crea para participar, a través de él, en la escena política, pero los mimbres con los que se creó, franquistas de toda la vida y otros que deseaban serlo aún muerto Franco, no permitían esperar nada distinto de lo que luego vino.

Manuel Fraga siempre actuó, en la vida pública, "de facto", nunca "de iure". Siempre teniendo en cuenta las posibilidades que le daba el régimen imperante, nunca con la convicción del que tiene a la ley como norma de conducta. Resulta paradójico en alguien con formación jurídica, pero se cuentan a miles los que la han tenido y se han dedicado a delinquir a diestro y siniestro. Fraga creó un partido para hacerse con el control de la ciudadanía en España (luego se tuvo que contentar con Galicia). Era lo que él llamaba "la mayoría natural" aunque la historia ha demostrado que no tenía nada de natural, pues la mayor parte de los años de la democracia española ha gobernado la izquierda. 

Los contrabandistas, los ladrones, los sin escrúpulos, los negociantes y especuladores se apuntaron a Alianza Popular, luego Partido Popular, hasta que le llegó el turno al que ahora es Presidente del Gobierno. Una vez este me presentó al señor Fraga en la Diputación de Pontevedra y les vi muy identificados, como el alumno y el maestro. Don Mariano ha sido un alumno aventajado de Fraga: ha sabido como hacerse con el poder sin miramientos, rodeándose de delincuentes como Baltar, Díaz, Castro y decenas de alcaldes y concejales que lo único que querían eran prolongar los mandatos que ya venían teniendo con Franco vivo. 

Fraga intentó -se comprueba en las actas de la ponencia y comisión de las Cortes Constituyentes- hacer de España un régimen bipartidista donde el sistema mayoritario fuese la guía de las elecciones, donde el ejecutivo estuviese por encima del legislativo, donde las fuerzas del orden prevaleciesen sobre la libertad de los españoles y donde los controles judiciales no molestasen la acción del Gobierno. No lo consiguió porque allí estaban Roca, Solé Tura, Peces Barba y otros, pero lo intentó. Luego puso en práctica muchas de sus recetas en Galicia. No importaba de donde se procedía, el caso era a donde se iba: a seguir como hasta entonces, el gobierno en manos de los de siempre, de los franquistas y empresarios enseñados en la vieja escuela, de los ganaderos subvencionados, de los banqueros amigos de Barrié y compañía. 

Don Mariano aprendió esto con fruición: se rodeó de delincuentes ya cuando Presidente de la Diputación de Pontevedra (Castro, Bea Gondar, Díaz y algún otro que no cito por haber fallecido). Luego con toda la tropa -verdadera legión- de delincuentes que le acompañan en el Gobienro, en los Consejos de Administración, en la Banca española, en el empresariado, en las Comunidades Autónomas, sin importarle la moral pública, escondiéndose siempre, mintiendo, reclutando a cuantos más fieles mejor aunque sean indeseables en cuanto a la falta de virtud que les adorna.

El Partido Popular, en la actualidad, ha llegado al clímax de la corrupción y el desgobierno, del robo y el delito, de la desvergüenza y el oprobio internacionales. Pero el Presidente ni se inmuta. Lo importante es él, es seguir lo que aprendió de Fraga, lo importante es impedir el paso a la honradez, impedir el paso a la racionalidad, gobernar para unos pocos engañando a unos muchos, no asumiendo responsabilidades. Debiera haber dimitido ya al verse rodeado de tantos delincuentes sin los que no hubiera podido gobernar, pero ello sería desoir lo que Fraga le enseñó, y eso nunca. 

L. de Guereñu Polán.

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