A los 91 años, falleció
un hombre que fue protagonista desde la izquierda y el pensamiento socialista,
cuando los años en la Transición
democrática era una añoranza muy lejana, y posteriormente durante la misma. Profesionalmente,
profesor mercantil y licenciado en derecho ejerció su profesión en el bufete
que mantuvo abierto en la calle Emilia
Pardo Bazán durante muchos años, al tiempo que asesoraba jurídicamente a
diversas empresas. Un prestigioso abogado que recibió el respeto de su colegas
y del que las puertas de su bufete estaban siempre abiertas para asesorar
legalmente y en su caso defender de forma altruista ante los tribunales a
numerosas ciudadanas y ciudadanos cuya situación económica era absolutamente precaria
para atender sus problemas legales.
Amigo personal de D.
Enrique Tierno Galván y de muchos de las personas que lo rodeaban, fue
abanderado en Galicia del Partido Socialista Popular. Durante la década de los sesenta auspició como
elementos dinamizadores de la situación política, diversas conferencias, casi
siempre con grandes sobresaltos y pugnas con las autoridades franquistas, en las que intervinieron los personajes que configuraban la oposición
al régimen, como el caso del destacado economista vinculado al PCE, D. Ramón Tamames.
Marcelino Lobato Alonso, fue protagonista a finales de la década de los
setenta del siglo pasado de la fusión en
Galicia del PSP con el PS de G – PSOE. Un proceso con luces y sombras que
devino más en absorción casi incondicional que en fusión. En ello se vio
acompañado de miembros de la organización como D. Santiago Folla Cisneros
(q.p.d) entre otros.
Marcelino Lobato, hombre
extremadamente afable, con una gran cultura y gran prestigio social en la A
Coruña, tuvo siempre una especial simpatía entre gran parte de los
miembros de la Agrupación coruñesa del
PSOE. Muy especialmente entre los más jóvenes y en las Juventudes Socialistas. Su carácter abierto, despreocupadamente
crítico y políticamente incorrecto exhibiendo un talante claramente ubicado en
las posiciones más progresistas del socialismo, hacía aflorar un notable
respeto y afecto a su persona. Algo que no se comparecía con la línea oficial
afín al llamado guerrismo y a quienes se
sentían representantes o de tal condición en A Coruña o Galicia.
En la ciudad y en
Galicia, fue un pionero en la vanguardia de esfuerzos por la libertad y también
de los ideales socialistas. Gran amigo de D. Raúl Morodo, catedrático de
Derecho Político y Constitucional y secretario general del PSP, de su mano
frecuentó en más de una ocasión Villa Giralda en contactos informales con el
llamado Consejo Privado de D. Juan de Borbón.
Entre los “pecados veniales”
achacables a Marcelino Lobato desde el criterio de las posiciones en que se movía, estaba su poco
entusiasmo por el tema identitario gallego, así como hacia una potencial restauración
republicana. Pero subordinado en todo momento por su exquisito respeto a la
opinión ajena y a la institucionalidad. También
en 1975 fue uno de los miembros fundadores en representación del PSP de la
Junta Democrática de Galicia de la que
también formaron parte la Federación
Socialista Gallega-PSOE, la ORT, el PTE
Información Obrera, PCG y los sindicatos
USO, UGT, y CC.OO.
Al aproximarse las
elecciones municipales de 1979 y tras ser rechazada por el aparato madrileño
del partido así como por sus representantes más caracterizados en el ámbito gallego y local la lista por el
encabezada y respaldada mayoritariamente por la asamblea de los socialistas
coruñeses su presencia en la actividad
política fue desvaneciéndose lentamente. Su papel político fue limitándose cada
vez más a ser conciencia crítica muy respetada de la evolución del partido. En
ningún momento de su dilatada historia política ostento ningún cargo público
aunque mantuvo siempre sólidas y muy amplias relaciones con los diversos
dirigentes políticos locales, gallegos y nacionales de todo el espectro
político.
Era habitual coincidir
con él en la Cafetería Marabú y alguna otra de las zonas aledañas a la Plaza de
Vigo. Hombre entrañable siempre, gran conversador y titular de innumerables
anécdotas, cuando por prescripción facultativa le fue prohibido el tabaco,
gustaba de llevar una petaca con cigarrillos y ofrecer a sus contertulios y
encendérselo, en una especie de ritual próximo al fumar por delegación. El paso de tiempo le impuso severas
limitaciones físicas aliviadas por el solicito cariño de su ámbito familiar.
Aunque para quienes
fuera de oficio y obligado rendirle tributo, hayan declinado tan digna tarea,
no es desdoro para él. Es apenas
evidencia de quien, olvidando su memoria, desconoce las señas de identidad del
socialismo coruñés y gallego.
Sirvan estas modestas
letras, como emocionado homenaje de dos personas, unas más entre muchas, que se honraron de su amistad, compartieron su
militancia, gozaron de su saber y saborearon su bonhomía.
Para siempre en el
recuerdo MARCELO,… D. MARCELINO
LOBATO ALONSO.… Gran demócrata…socialista…hombre de bien… ¡Salud compañero!
Antonio
Campos Romay – Miguel Martínez Losada
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