Para
llegar a comprender los execrables crímenes yihadistas precisamente en Francia,
y las diversas reacciones que están teniendo en el mundo occidental e islámico,
así como la reacción papal, es preciso analizar los dos mundos enfrentados: La
fe y la razón. El ámbito laico y el religioso. Así como el humanismo resultante
de ambas posturas ante la sociedad, la política, la ética y la moral.
Los
hechos objetivos antes de entrar en las motivaciones que unos justifican y
otros condenan, son deleznables barbaries contra el hombre. Que constituyen un
atentado a la dignidad humana con ausencia de atenuantes y sí con todos los
gravámenes hasta el infinito. Las sociedades en las cuales se contamina la fe y
la razón, dicho de otro modo, sociedades que se constituyen en teocracias o en
estados confesionales, sobre todo en el siglo XXI, estos dos valores tienen
difícil conjugación. Ejemplos de teocracias en la actualidad tenemos en estado
puro dos: El Estado de la Ciudad del Vaticano y la República Islámica de Irán.
En estos estados el poder viene de Dios y es la clase sacerdotal quien gobierna
a los ciudadanos que se les suele denominar fieles. En Ambos casos, como
sucedía en el antiguo Israel, un solo código alberga todas las observancias de
cualquier naturaleza. Como ejemplos de estados confesionales tenemos repúblicas
árabes que tienen cierta influencia de la sharia, es decir, leyes religiosas y
en ocasiones también civiles que provienen del Corán. No hace falta salir de
España para encontrar un estado confesional, la dictadura de 1939 a 1978 da fe
de ello. Se constituyó en estado oficialmente confesional bajo el yugo del
nacionalcatolicismo, donde el Derecho Canónico era ley civil y el Caudillo de
España lo era por la Gracia de Dios.
LIBERTAD IGUALDAD FRATERNIDAD
El
choque de estas dos civilizaciones, la republicana laica y la islámica
yihasita, entran en conflicto porque los valores religiosos de ambas no tienen
el mismo grado de respeto e inviolabilidad. Para la República Francesa el ser
humano está en el centro de la vida pero es criticable y el humor puede ser
transgresor de todo aquello que vaya en contra de la libertad de expresión. El
ejemplo del papa Francisco de que, si se meten con su madre, él les pagaría un
puñetazo, no vale como ejemplo. Para un humanismo laico el centro del universo
no es Dios ni lo divino, es el Hombre. Hacer caricaturas de Mahoma, un
personaje histórico del siglo VIII, no es ofender a ninguna persona que en el
siglo XXI le pueda afectar. Es como si nuestros contemporáneos se ofendieran si
faltáramos al respeto a los Dioses del Olimpo o hiciéramos caricaturas eróticas
de la diosa Atenea o de los héroes míticos de la Ilíada o la Odisea.
Esta
evolución ya ha sido establecida en el mundo occidental, aunque algunos países
sigan anclados en el Medievo. En el Quattroccento en Italia, cien años antes
que en España, surgió el Renacimiento. Movimiento que colocó al hombre en el
centro de la vida, desplazando a Dios a las conciencias individuales. Los
países que hoy están a la cabeza del laicismo, son países que se apartaron de
la ortodoxia católica y avanzaron por el camino de la razón. Constatando que
los países del entorno islámico su evolución es más lenta con focos graves de
radicalización. Desde el punto de vista de los valores de la República
conquistados en Francia, no se puede considerar que las caricaturas de Mahoma
sean una provocación que induzcan al crimen. Y evitarlas sería una concesión a
la intolerancia de aquellos que no usan la razón. Lo que es evidente es que la
manifestación de algunos políticos en País fue una farsa de cara a sus
respectivas galerías.
Por Pedro Taracena Gil
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