El año electoral confunde a muchos analistas, como
la noche confundía a algún noctámbulo
En su esfuerzo por forzar la realidad del voto al
diseño, elaborado en la sombra, por sus pagadores, sesudos analistas políticos
interpretan lo que los datos no acreditan.
A la cocina a la carta de encuestas y sondeos, tan
numerosos como dispares en los resultados publicados, se está sumando, con
entusiasmo, la interpretación de los más simples gestos y el anuncio de
propuestas nada interpretables, para arrimar el ascua a la sardina del mentor
del analista, político, mediático y
sobre todo económico. El espectáculo, para el mismo hecho o declaración, es muy
previsible en función del grupo propietario del medio de comunicación en el que
el analista se gana los garbanzos.
Empecemos por el principio, la historia del
desarrollo y resultados de las últimas Elecciones Europeas, se ajustaron a lo
deseado por los que, siendo principales responsables de la crisis, siguieron
administrado la forma de pagar la factura, en consecuencia la factura la pagamos
los ciudadanos de a pie, con cargo al bienestar de la mayoría. Así pues resulta
muy explicable, tanto el nerviosismo referido a que el voto democrático derive en
que, en algún país se haga viables otras fórmulas, diferentes a la de
conservadores más socialdemócratas descafeinados, como al temor provocado por
actores principales que no se atienen al guión, por lo que se les intentará
restar fuerza, incluso inventando tensiones o conflictos inexistentes.
Vamos ahora a nuestra nación, con la siguientes elecciones
previstas: municipales, autonómicas simultáneas varias, Cataluña y Generales a
las que, repentinamente, se suma Andalucía, en la que ha funcionado una fórmula
de izquierdas, con resultados cuando menos aceptables, y algo mejores para los
desfavorecidos, en comparación con los obtenidos por los recortes de otras
fórmulas conservadoras (en Davos incluso la presidenta del FMI ha reconocido excesos
en algún terreno en el caso español), tal cúmulo de frentes a analizar debe
estar en la base de la confusión de los analistas.
La aceptación implícita, por la presidenta
andaluza, de un adelanto electoral, se ha interpretado como la preparación de
su asalto a la Presidencia del Gobierno del conjunto España y en consecuencia
un desafío al Secretario General, que ella misma promovió. Los agudos observadores
pasan por alto, que el mismo día anunció la llegada de su primer hijo para las
fechas de las Elecciones Generales. A mí se me hace difícil entender como
compaginaría estar de parto y en campaña simultáneamente. Además, quizá sea
posible que crea que el adelanto solo en clave andaluza sea bueno para Andalucía,
hipótesis que al parecer de los expertos no debe analizarse.
Sin grandes esfuerzos en el análisis, yo veo que
las elecciones andaluzas adelantadas a marzo pueden tener las siguientes consecuencias
políticas: A) Propiciar la primera derrota seria del partido con el que se
debilitan las opciones de gobierno basadas en la fórmula PSOE + IU. B) Ganar a su
principal adversario (PP) aprovechando la escasa relevancia de un candidato que
aún no ha conectado con el electorado andaluz. C) Permitir que su actual socio
de gobierno no continúe deteriorándose, manteniendo escaños suficientes que
permitan mantener la opción de la actual fórmula del gobierno andaluz. D)
Posible impulso a los resultados de sus correligionarios en los siguientes procesos
electorales, incluido los del que las primarias elijan como candidato para las
Generales.
Ampliemos el ámbito del análisis a la U.E., aún
cuando sea solo como simples posibilidades
remotas. Si sumamos el efecto de una posible fórmula progresista en el gobierno
de Andalucía, que impulse una fórmula similar en España, a la que aparece como difícilmente
evitable en Grecia, el mantenimiento de la socialdemocracia en Francia y una
evolución en la misma dirección del confuso mapa político en Italia, ¿Qué ocurre
con la inevitabilidad de las soluciones Juncker y Merkel?: que se demuestran
evitables.
Las cosas claras, si se quieren mantener algunas
de las principales repercusiones de los recortes económicos y sociales
propiciados por los que han administrado la crisis, es imprescindible que las
fórmulas de gobierno tengan, en todos los niveles, una presencia conservadora.
Si esta es la opción que apoyan los grupos mediáticos en que se publican
sondeos y análisis políticos, las opiniones sobre los partidos y candidatos que
pueden dar al traste con ese discurso, deben pasarse por el filtro del riesgo
que suponen para el proyecto ya elegido por los accionistas del medio.
Enero 2015
Isidoro Gracia
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