Me refiero a los últimos cuarenta años del
sindicalismo ugetista, desde cuando la vida del general Franco se agotaba hasta
la actualidad; desde el XXX congreso en 1976, cuando dio comienzo el fin de la
hegemonía de las Comisiones Obreras, que es lo mismo que decir del Partido
Comunista de España sobre el movimiento obrero que defendía posiciones de
clase.
Como había sido siempre, la Unión General de Trabajadores
defendió la acción política además de la sindical en el seno de los centros de
trabajo: no se concebía –y había razón para ello- que se luchase por mejorar
las condiciones de vida de los asalariados y no por el cambio político hacia un
estado social.
Luego comenzó un esfuerzo titánico por
concertar acuerdos con gobiernos y patronales, sabiendo que las parcelas de
libertad sindical conquistadas posibilitaban arrancar también mejoras para la
población en su conjunto. Cuando el Partido Socialista accedió al poder por
primera vez tras la dictadura, a finales de 1982, la Unión General de Trabajadores
se planteó la necesidad de la autonomía sindical, lo que no fue entendido por
todos. ¿Cómo iba la UGT
a hacer seguidismo de las políticas gubernamentales cuando estas afectaban a
intereses obreros? La necesidad de una reconversión industrial que hoy casi
nadie pone en duda, trajo consigo, no obstante, una contestación sindical para
conseguir que aquella se hiciese con las mayores garantías para los asalariados
afectados: no siempre fue así.
Algunos eminentes ministros, sobre todo en el
área económica, formando parte de gobiernos socialistas, actuaron más como
burócratas que como representantes de la ideología a la que estaban adscritos.
El ejemplo más sobresaliente en esta materia es el ya fallecido Miguel Boyer,
quintaesencia de la soberbia en materia económica. Carlos Solchaga, en
ocasiones, tampoco tuvo la sensibilidad necesaria para que el acercamiento a la UGT fuese posible, y entonces
comienza un período de desencuentros que llevarían al desgaste mutuo, aunque
por razones distintas. Incluso la presencia en gobiernos socialistas de
destacados ugetistas como Manuel Chaves y José Luis Corcuera tampoco
consiguió los frutos deseados.
Con todo, las décadas de los ochenta y noventa
del pasado siglo son los de los grandes avances sindicales, los de las
conquistas obreras en materias concretas, los de las mejoras de los salarios y
las rentas, los de la extensión de los servicios sociales, muchas veces dados
por los Ayuntamientos (con más recursos que nunca). Fueron los años dorados de
la negociación colectiva, de las grandes afiliaciones y de la extensión del
sindicalismo español hasta niveles parecidos a los de la
II República española, tan distante en el
tiempo y en las condiciones históricas.
Las últimas dos décadas, sin embargo, han sido
de freno al sindicalismo no solo en España, sino en toda Europa. Algunas
federaciones del sector servicios (educación, administración pública, sanidad,
etc.) se han cuarteado, los “cinturones rojos” de las grandes ciudades se han
desnaturalizado o muchos de sus individuos se han decepcionado ante retrocesos
graves. La enorme tasa de paro que sufre España, lo que no es cuestión de ahora
sino de siempre, contribuye al desánimo sindical de aquellos que ven una mayor
preocupación de los sindicatos por los que tienen que trabajo que por los que
no.
El logro de la patronal de establecer sistemas
de contratación no estables, es uno de los factores más perniciosos para la
afiliación y la lucha sindical, pues no se trata ya de conseguir mejoras en seno de
la empresa, sino de mantenerse en ella el mayor tiempo posible, sin otros
objetivos que quedan relegados ante la perentoriedad de aquel. Mientras el
despido sea libre (en la práctica lo es), mientras la mayor parte de los
contratados no sean fijos, mientras no haya seguridad en el empleo, mientras
la patronal esté crecida –y lo está a nivel planetario- el sindicalismo tiene
las alas cortadas, por muchos méritos que tengan y demuestren sus dirigentes y
cuadros. ¿Estamos ante una nueva esperanza o ante la desazón más absoluta?
L. de Guereñu Polán.
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