La
situación política hace imprescindible una Moción de Censura al Gobierno de
Rajoy.
Se
perderá en el Congreso, pero se ganaría, primero entre la ciudadanía y más
tarde en las múltiples elecciones previstas en el calendario de este año.
Y
según mi opinión, que el gobierno esté presidido por una persona que ha mentido
en todas y cada una de sus propuestas programáticas, que sus grupos
parlamentarios afines estén en dedicación plena de evitar los controles
democráticos básicos, en clarísima burla de una legitimidad ya perdida, o que
el partido que les apoya, tenga que dedicar la mayor parte de sus
esfuerzos a la defensa penal de muchos
de sus más importantes responsables (incluidos miembros del gobierno, ya veremos si en un futuro próximo incluso el
mismo presidente) no es el motivo más importante para realizar la Moción de
Censura. No, el motivo más importante es su intención de consolidar sus “logros”
mediante la elaboración de los Presupuestos Generales de 2016.
Para
Pedro Sánchez, el único líder político en posición de poder presentarla, deben
ser valorables otras circunstancias, entre las cuales la primera es la de
defender los derechos de los sufridos ciudadanos, arrebatando la iniciativa
política a quien solo utiliza la suya al detrimento de derechos básicos, y no
solo me refiero a la sanidad o la educación, sino a lo que afecta a la calidad
de la Democracia, hasta el punto de limitarla tanto, que como hace la llamada
“Ley Mordaza” daña los derechos de libertad de opinión y de manifestación,
llevando al país de una Democracia imperfecta al borde de un sistema
deslegitimado.
Pero
también es valorable que el calendario le es favorable, por ejemplo en el tema
de la extendidísima corrupción en el PP, si intentan justificarla con el “tú
más” con los ERES, al margen de que para una persona informada resulta evidente,
que la mayor parte del problema (quizá el 90% o más) solo se sostiene en la muy
ideologizada mente de la juez que lo impulsa y su entorno, las elecciones
andaluzas van a relativizar muy notablemente el valor del daño. Por otra parte
un político limpio, como el mismo se encargó de proclamar, puede perfectamente
aceptar reproches, hacer critica y proclamar las medidas que si se han tomado
contra los corruptos del PSOE, frente a la defensa a ultranza de los que aún
militan en el PP, llegando a la destrucción de pruebas y a la negativas de
colaboración con jueces que la solicitan.
Los
resultados de las Elecciones Andaluzas también van a relativizar y rebajar la importancia
de la referencia de los partidos emergentes, y si la Moción se presenta antes
de las Elecciones Municipales y Autonómicas esos resultados, si se confirman
las encuestas conocidas, pondrán de manifiesto la importancia del peso de un
proyecto con historia frente a alternativas de otros por conocer (y que al día
de hoy se resisten a explicitar sus propuestas concretas).
Algunos
de los 202 diputados de las elecciones de 1982, se ganaron en la Moción de
Censura previa, que transmitió el mensaje de que había propuestas concretas
diferentes a las del gobierno de entonces, al tiempo que trasladó de campo la
iniciativa política y sirvió de anuncio de la existencia de alguien que se
atrevía a asumir la responsabilidad de dirigir el País.
Cierto
es que, eso exige presentar públicamente un programa de gobierno coherente, lo
que implica un cierto riesgo, pero no es menos cierto que no usar las
oportunidades de tomar la iniciativa ,en los momentos oportunos que brinda el
calendario, también tiene costes de oportunidad, e imagen.
Pero ante todo y sobre todo, la Oposición tiene la
obligación democrática de dificultar que el Gobierno actual condicione el
futuro del que surja de las próximas Elecciones Generales. Sin olvidar que la nueva
situación obligaría a los partidos catalanistas a “retratarse” previa y
públicamente, en un proceso en el que sus intenciones e iniciativas pasan a un
segundo plano, con una importancia también secundaria.
Marzo de 2015
Isidoro Gracia
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