martes, 12 de mayo de 2015

¿Condonar la deuda a Grecia?


Que no sea prudente el que las autoridades griegas le recuerden a Alemania la condonación de su deuda en los años veinte el pasado siglo, no quiere decir que no sea justo. Alemania tiene mucho que decir en la actual deuda griega, por lo tanto harían bien las autoridades griegas en ser prudentes. Otra cosa es considerar -a mi juicio- que la deuda griega jamás podrá ser pagada, cono no fue pagada la alemana de hace casi un siglo.
 
En 1924, como es sabido, Estados Unidos propuso una fórmula para que los países europeos vencedores en la primera guerra mundial pudiesen ver reconocidas las reparaciones de guerra que debía pagar Alemania, máxime teniendo en cuenta que los países europeos vencedores, a su vez, eran deudores de la ayuda recibida por Estados Unidos. Las deudas contraídas por Alemania fueron consecuencia de las agresiones de todo tipo que sufrieron los países europeos en aquel conflicto. No es el caso de Grecia que ni ha agredido a nadie ni lo podría hacer aunque quisiese.
 
Como la Alemania democrática de la República de Weimar no pudo dar cumplimiento al pago de las reparaciones de guerra, de nuevo en 1929 (un año que resultaría clave en la economía mundial) las potencias vencedoras propusieron lo que luego se ha conocido como el Plan Young: Alemania debía pagar lo que debía (insisto, por agredir militarmente a otros países) en seis décadas pero parte del pago podría diferirse hasta el año 1988 (anteayer). La crisis financiera de 1929, que luego se extendería a todos los sectores productivos, hizo que Estados Unidos se defendiese comercialmente de la competencia exterior con una política arancelaria que impedía el crecimiento de Europa en particular y del resto del mundo. En definitiva, con el acceso del Partido Nacionalsocialista al poder en enero de 1933, Alemania suspendió unilateralmente el pago de la deuda, lo que se retomó en 1953 con una quita de la deuda alemana que vino a solucionar el problema. La Alemania de nuevo democrática pudo desarrollarse y contribuir a la prosperidad de Europa.
 
Está claro que la deuda que tiene Grecia es con el Fondo Monetario Internacional, con el Banco Central Europeo y, por lo tanto, con los que han comprado deuda pública griega en los últimos años (estados, empresas y particulares, tanto griegos como no griegos). Si por el hecho de que Grecia no pudiese pagar la deuda contraída con el FMI, se considerase al país en quiebra y por lo tanto se le obligase a volver a la dracma como moneda, la cotización del euro tendría que ser revisada, lo que no es poco problema para el comercio mundial de la Unión Europea.
 
¿Podrían otros países estar pensando en no pagar la deuda si se le condona a Grecia? Podrían hacerlo, pero eso sería suicida en la lógica capitalista con la que funcionamos. De la misma forma que se perjudicaron los países que dejaron de recibir las indemnizaciones alemanas tras las dos guerras mundiales, también ahora podría asumirse que los países deudores de Grecia sufriesen las consecuencias de la pésima gestión de sus gobiernos, pero también de lo pernicioso del sistema establecido en la Unión Europea y en el resto del mundo.
 
Aún más: podría sentarse un precedente peligroso para el fututo que Grecia no pagase su deuda, pero dicho precedente, como queda dicho, no sería el primero. A ningún otro país se le podría tratar como a Grecia (si se decidiese un plan para condonarle la deuda parcialmente) hasta que se diesen circunstancias que abocasen a su ruina. Esto, por lo que se ve, pasa cada ochenta o noventa años.

De no establecerse un plan para condonar en parte la deuda a Grecia (los estados miembros de la UE, el FMI y el Banco Central Europeo tendrían que asumirla y Grecia los compromisos a que pudiese y debiese llegar) no creo que el país heleno pueda salir del callejón sin salida en que se encuentra, tanto por la irresponsabilidad de sus gobernantes como por el “statu quo” económico establecido en la UE y en el mundo. 
 
Otras cosas, como apelar a los derechos humanos (que se incumplen continuamente) a la solidaridad entre socios y otras milongas, no son más que retórica. La condonación en condiciones razonables de la deuda a Grecia sería un ejemplo de que la UE sigue siendo algo válido para solucionar problemas de verdad, no pequeñeces.

L. de Guereñu Polán. 

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