domingo, 17 de mayo de 2015

¿Por que puede ganar el Partido Popular las próximas elecciones?

Siempre que se considere ganar ser el partido más votado. En primer lugar porque la izquierda está dividida, lo que ya es costumbre histórica desde la I y II Internacionales obreras. El Partido Socialista, sobre todo desde los años noventa pasados, no ha hecho gran cosa por agrupar a la izquierda: en primer lugar por los casos de corrupción en que ha incurrido y que ahuyentaron a no pocos, en segundo lugar porque ha actuado con prepotencia en algunas ocasiones: los casos extremeño de hace unos años y andaluz ahora son buenos jemplos a mi modo de ver. 

Es cierto que el Partido Socialista debe tener una política autónoma que no hipoteque sus planteamientos ideológicos y políticos, pero los primeros han desaparecido casi por completo y los segundos han quedado difuminados no pocas veces: la segunda legislatura del presidente Zapatero, con ministros como Solbes o Sebastián (por ejemplo) son buenas muestras a mi modo de ver. En otro orden de cosas es cierto que lo que de progreso ha tenido España desde la Constitución de 1978 (y la misma Constitución) se deben al Partido Socialista: educación universal y gratuita hasta los 16 años, generalización de la sanidad sin distinción alguna, disciplina y profesinalización del Ejército, consolidación de un sistema de pensiones que ahora está en peligro (incluso las pensiones no contributivas), leyes de dependencia para los más necesitados, becas en aumento para los alumnos cuyas familias tenían rentas bajas, aumento de los recursos del Estado para invertir en infraestructuas, política de solidaridad interregional, integración en la Unión Europea (que no es la misma que ahora), reconocimiento internacional y lucha contra el terrorismo, parlamentarismo vivo con el debate del Estado de la nación que a la derecha nunca gustó, leyes de inmigración humanas y razonables, legislación en materia laboral (no siempre entendida y no siempre acertada), modernización de la Administración Pública, reconocimiento de derechos a minorías... No es aquí el caso para seguir por este camino, pero cualquiera puede comparar los más de veinte años de gobierno socialista con los demás. 

En unas elecciones locales influyen mucho los candidatos que presenta cada partido o coalición, esto es sabido. Por eso una buena gestión al frente de un Ayuntamiento suele consolidar al alcalde que la ha llevado a cabo y un ejemplo muy claro lo tenemos en Cataluña, donde el PSC tendrá unos resultados mucho mejores que los que obtiene en las elecciones regionales y nacionales. 

Pero volvamos a lo nuestro: a la división de la izquierda, que además se combate a sí misma, se une la existencia en España -como en cualquier otro país- de un sector de la opinión pública muy conservador, que se puede alarmar de los casos de corrupción pero que los prefiere a que gobierne la izquierda. Es una España anclada en fórmulas antiguas, o bien modernas pero con una dosis de egoismo ilimitado; se trata de las personas que nunca votarán a la izquierda por su política en materia de aborto, en materia de relaciones con la Iglesia católica; aquí hay que incluir también a la España xenófoba (véase el caso del alcalde y su electorado de Badalona), esa España que ve en el inmigrante un enemigo y no un ser humano, aunque practique un cristianismo de boquilla que tiene más de catolicismo retórico. 

Con la existencia de una España conservadora siempre hay que contar; pues mayor razón para intentar acercamientos entre los partidos de izquierda, que son más difíciles si algunos no se declaran como tales, sino que prefieren andar con subterfugios. Ahora la derecha se presenta, después de mucho tiempo, dividida. Hay un partido que ha hecho promesas en favor de la regeneración política para distanciarse del PP, pero ya le veremos coaligarse con él para gobernar, de una forma u otra. A ello contribuirán obispos, empresarios, grupos sociales y otros poderes fácticos. 

Que el partido que encarna la corrupción por excelencia sea el más votado (hay que desear que se equivoquen los estudios demoscópicos) no es extraño dados los argumentos -por otra parte nada sesudos- que he puesto arriba. Además ha utilizado sectariamente los medios de comunicación (televisiones públicas en todos los niveles) mientre y engaña a diario con cierto éxito sobre incautos o sobre quienes prefieren ser "engañados". Los recursos económicos de los que se dispone también contribuyen al éxito en ocasiones, pues permiten demostrar fuerza y presencia. El PP ha obtenido muchos de esos recursos ilícitamente, está emponzoñado en la más absoluta de las miserias, pero puede ser la fuerza más votada en las próximas elecciones. Tras ellas, será conveniente sacar las lecciones que correspondan. 

L. de Guereñu Polán.

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